La
Entrevista de Trabajo
Son muchos los que creen que la entrevista de trabajo es el final
de una búsqueda. Sin embargo, lejos de ser así, este paso sólo constituye el
principio de lo que puede ser una exitosa carrera laboral. Por eso, nada mejor
que prepararse a conciencia para no sólo salir airosos de esta fase, sino
demostrar al entrevistador que tiene ante sí a un profesional que no puede
dejar perder. Porque la entrevista no es más que eso: un encuentro cara a cara
con un seleccionador en el que debes demostrar que eres ideal para el puesto de
trabajo ofertado.
La recomendación más importante es la de prepararse este encuentro con
antelación, para que no nos quedemos en blanco o contestemos lo primero que nos
venga a la cabeza, que no siempre ha de ser lo más adecuado.
Pasos previos
Dejar a un lado la improvisación
La entrevista de trabajo no constituye un buen momento para andar
improvisando. Es más, todo debería llevarse preparado, para conseguir dejar la
mejor impresión posible. Lo más aconsejable es que no sólo tengas información
para hablar de ti mismo, sino también de la empresa.
Recomendaciones orientadas hacia tres áreas diferentes: la empresa, el puesto y el candidato.
Para averiguar todo lo posible sobre la empresa, nada mejor que acudir a las diferentes fuentes de información que tienes a tu alcance: la persona que se pone en contacto contigo, internet, publicaciones periódicas y especializadas del sector, informes anuales, amigos y personas relacionadas con la compañía. Es decir, deberás recopilar toda la información necesaria de la compañía, analizando su organización, puestos vacantes, zonas de actuación, competencia, etcétera.
Si antes de acudir al encuentro no has realizado tus pesquisas
sobre este punto, quizás deberías replantearte si realmente estás interesado en
trabajar en dicha firma. Porque esto será precisamente lo que
se cuestione tu interlocutor si empiezas a recabar una información que ya
deberías saber de antemano.
Para conocer el puesto, es conveniente realizar preguntas acerca del mismo: cuál es su misión, principales funciones y tareas, competencias que se requieren, nivel de responsabilidad, a quién se encuentra subordinado, etc. Cuando llegue la hora de que tú hagas las preguntas también es conveniente que las prepares con antelación.
Para que el candidato se conozca a sí mismo tendrá que realizar una revisión completa de la vida profesional: fechas, cargos, responsabilidades, logros, puntos fuertes y débiles, últimos cargos, primeros años de profesión, etc. Tendrás que evaluar aspectos que conciernen a tus cualidades, capacidades y objetivos profesionales. Es decir, deberás autoanalizarte para comprobar si encajas en el puesto y si éste se corresponde con tus aspiraciones.
Para conocer el puesto, es conveniente realizar preguntas acerca del mismo: cuál es su misión, principales funciones y tareas, competencias que se requieren, nivel de responsabilidad, a quién se encuentra subordinado, etc. Cuando llegue la hora de que tú hagas las preguntas también es conveniente que las prepares con antelación.
Para que el candidato se conozca a sí mismo tendrá que realizar una revisión completa de la vida profesional: fechas, cargos, responsabilidades, logros, puntos fuertes y débiles, últimos cargos, primeros años de profesión, etc. Tendrás que evaluar aspectos que conciernen a tus cualidades, capacidades y objetivos profesionales. Es decir, deberás autoanalizarte para comprobar si encajas en el puesto y si éste se corresponde con tus aspiraciones.
El candidato tendrá que realizar un autoanálisis personal,
es decir, pensar sobre sus habilidades, intereses y metas profesionales. ¿Qué
preguntas debe hacerse? Si es compatible con el puesto solicitado, si se
adaptará bien a la cultura empresarial de la compañía o cómo sus conocimientos
pueden beneficiarle en el desempeño del puesto. Si se definen claramente todos
estos puntos, se podrá convencer al entrevistador de que se es la persona más idónea
para cubrir las necesidades de la empresa.
Un punto muy interesante antes de acudir a la entrevista es el de
la práctica del encuentro. Obviamente, cuando un candidato se
muestra desenvuelto durante esta cita, causará una favorable impresión en el seleccionador
(quien, por regla general, valorará a los buenos oradores).
Y para practicar, nada mejor que realizar una entrevista de prueba, es decir, pedirle a un amigo que te someta a una serie de preguntas (las que creas que te pueden realizar durante la entrevista), de forma que cuando llegue la conversación real no exista cabida para los nervios, los fallos o los olvidos.
Y para practicar, nada mejor que realizar una entrevista de prueba, es decir, pedirle a un amigo que te someta a una serie de preguntas (las que creas que te pueden realizar durante la entrevista), de forma que cuando llegue la conversación real no exista cabida para los nervios, los fallos o los olvidos.
El último elemento previo a la entrevista que no debe dejarse en
el aire es el de la apariencia externa. Siempre hay que elegir
ropa que aporte un aspecto profesional. En el caso de los hombres, el traje
clásico y la corbata serán elementos imprescindibles, mientras que las mujeres
pueden recurrir a un traje chaqueta y limitar los complementos.
El momento clave
Lo conveniente es que ofrezcas facilidades para fijar la
fecha y la hora de la entrevista, ya que de lo contrario desde la
empresa podrían pensar que la oferta no es importante para tu carrera.
La puntualidad es muy
importante, por ello se estará en el lugar fijado con 5 minutos de antelación.
Asimismo, debes cuidar tu apariencia, ya que
jugará a tu favor que, sin perder tu personalidad, tu indumentaria sea algo
formal y que los accesorios aparezcan con moderación. En la misma línea, la educación
se convertirá en otro de tus aliados a la hora de tener un primer
contacto físico con la empresa. Por eso, debes ser educado con la persona que
te recibe y con las que sigas hablando.
Ya lo tienes todo listo. El siguiente paso es el del encuentro
cara a cara con el seleccionador. Y para superarlo con la mejor nota,
no debes olvidar que la primera impresión es clave, de ahí que saludes al
entrevistador mirándole a los ojos, dando una imagen segura de ti
mismo, a la vez que natural y de confianza.
Cuando se llega a este punto hay que tener muy claras cuestiones
como si le ofrecemos la mano en el caso de que no lo haga él en primer lugar
(si el interlocutor no la da, el entrevistado tampoco). Lo habitual es que el
interlocutor realice algún comentario para romper el hielo (por ejemplo sobre
el tiempo), momento que también debe aprovechar el candidato para ofrecerle un
currículo actualizado si hay cambios con respecto al que se envió.
A lo largo del encuentro, hay que ser consciente del lenguaje corporal, que puede revelar más de lo que se expresa con palabras. Como consejos fundamentales se debe sostener la mirada (sin llegar a excesos), mantener la postura correcta en la silla, evitar una gesticulación excesiva y no hablar demasiado rápido.
En la parte del que podríamos denominar como interrogatorio, el propio candidato también tiene que participar como una parte activa. Sus preguntas serán del tipo de qué actividades diarias están relacionadas con el puesto, si la empresa tiene previsto crecer, cómo está considerada la firma dentro de su campo o cuándo habrán tomado una decisión.
A lo largo del encuentro, hay que ser consciente del lenguaje corporal, que puede revelar más de lo que se expresa con palabras. Como consejos fundamentales se debe sostener la mirada (sin llegar a excesos), mantener la postura correcta en la silla, evitar una gesticulación excesiva y no hablar demasiado rápido.
En la parte del que podríamos denominar como interrogatorio, el propio candidato también tiene que participar como una parte activa. Sus preguntas serán del tipo de qué actividades diarias están relacionadas con el puesto, si la empresa tiene previsto crecer, cómo está considerada la firma dentro de su campo o cuándo habrán tomado una decisión.
No obstante, has de tener en cuenta que la persona que te
entrevista estará pendiente de otros aspectos. Y uno de éstos es lo que se
llama comunicación no verbal o lenguaje corporal; es decir, lo
que dicen los gestos. No demuestres, por tanto, impaciencia, timidez o
nerviosismo, pero tampoco dudas o desconcierto. Respecto a lo verbal, nada
mejor que expresarse de forma clara y concisa, con seguridad y
con un lenguaje sencillo pero persuasivo.
El colofón
Debes dejar que el entrevistador guíe el encuentro y que este termine cuando lo diga
también él, no intentes prolongarlo. Eso sí, procura obtener toda la
información posible de cuándo, dónde y con quién tendrá lugar la próxima
etapa del proceso de selección.
Al llegar la hora de salir del lugar donde se ha desarrollado el encuentro el reclutador utilizará las fórmulas convencionales: "Ya le llamaremos, ya tenemos su currículum ya comunicaremos con usted", agradece al entrevistador el tiempo que te ha dedicado, pídele, si tienes ocasión, una tarjeta de visita y despídete con educación.
Al llegar la hora de salir del lugar donde se ha desarrollado el encuentro el reclutador utilizará las fórmulas convencionales: "Ya le llamaremos, ya tenemos su currículum ya comunicaremos con usted", agradece al entrevistador el tiempo que te ha dedicado, pídele, si tienes ocasión, una tarjeta de visita y despídete con educación.
Si no se levanta del asiento para despedirte, ni
te mira a los ojos durante el proceso de despedida, piensa en ir citándote con
otra empresa.
Ya en casa, analiza la entrevista valorando los
detalles que crees que podrán decantar la decisión de tu incorporación o no
incorporación a la compañía.
Lo habitual
La entrevista de trabajo supone un intercambio de información
entre entrevistado y entrevistador. Las preguntas no sólo han de proceder del
seleccionador, sino que también tienen que llegar por parte del candidato,
situación que le permitirá mostrar su interés hacia la compañía y hacia el
puesto de trabajo ofertado.
Las cuestiones más frecuentes son las destinadas a profundizar en
la vida laboral del candidato. La de ‘explíquenos algo sobre usted’ es la más
empleada, no sólo para el fin señalado, sino también para romper el hielo del
primer encuentro.
Es habitual que se continúe con preguntas como:
Es habitual que se continúe con preguntas como:
- qué te hace mejor que el
resto de candidatos,
Otra de las preguntas
más usuales es la relativa a tu aportación a la empresa que oferta el puesto.
Es el momento adecuado para que muestres toda tu motivación y determinación,
aunque tampoco conviene excederse con promesas de futuro.
- por qué quieres cambiar
de empresa,
Una de las cuestiones más
habituales es la que hace referencia al abandono del puesto. En este caso, se
recomienda no mostrarse negativo. Una buena respuesta sería: «Me gusta mi
trabajo pero estoy deseando expandir mis conocimientos y adquirir más
posibilidades. Estas oportunidades no existen en mi empleo actual».
- cuáles son tus
perspectivas económicas
Has de saber que la
mayoría de las compañías busca realizar una oferta justa, consecuente con la estructura
salarial existente en la empresa para dicho puesto, sin dejar de ofrecer un
incentivo para que el profesional cambie de trabajo.
Las expectativas respecto a este punto han de ser lo más ajustadas a la realidad que se pueda. «Los días en que se conseguían aumentos del 20 y 25 por ciento en el salario se han acabado. La inflación continúa estando a un bajo nivel histórico y las empresas siguen centradas en mantener la consistencia en la estructura salarial».
Las expectativas respecto a este punto han de ser lo más ajustadas a la realidad que se pueda. «Los días en que se conseguían aumentos del 20 y 25 por ciento en el salario se han acabado. La inflación continúa estando a un bajo nivel histórico y las empresas siguen centradas en mantener la consistencia en la estructura salarial».
Ante la pregunta de qué salario esperas, es mejor evitar una cifra
exacta. Se debe decir lo que se cobra en el puesto actual y mostrarse abierto a
ofertas competitivas. De esta forma el candidato no se infravalorará ni se
sobrevalorará.
Se trata de un tema delicado que debe considerarse como una
negociación en toda regla. Cuando te pregunten sobre este asunto, debes
estar preparado para ofrecer una cantidad o, mejor aún, un tramo dentro del
cual estarías dispuesto a negociar ("Estoy buscando algo entre
15.000 y 21.000 euros anuales").
Eso sí, si no eres una persona flexible no ofrezcas una cantidad que consideres demasiado baja y piensa, de forma sincera, en lo que consideras que mereces. Si andas un poco perdido, puedes averiguar qué salarios hay en el sector en el que te mueves, de forma que si es la empresa la que realiza una primera oferta, puedas negociar en base a los datos obtenidos.
Eso sí, si no eres una persona flexible no ofrezcas una cantidad que consideres demasiado baja y piensa, de forma sincera, en lo que consideras que mereces. Si andas un poco perdido, puedes averiguar qué salarios hay en el sector en el que te mueves, de forma que si es la empresa la que realiza una primera oferta, puedas negociar en base a los datos obtenidos.
- qué significa para ti el
puesto ofertado.
También pueden hacerte preguntas más íntimas:
- interesarse por tus
perspectivas de futuro en la entidad,
- por tus defectos
- qué haces en tu tiempo
libre.
Y no olvides una básica:
siempre te plantearán si tienes alguna cuestión que plantearles.
¿Preguntar o no? Ésa es la
cuestión.
A la hora de hacer una entrevista, hay que tener en cuenta que
preguntar es demostrar interés. Pero también que hay que hacerlo en su justa
medida: plantear algunas preguntas es sinónimo de curiosidad, pero agobiar e
interrumpir a la persona que entrevista con un sinfín de cuestiones es muestra
de impaciencia y de no saber prestar atención. Y si algo es básico en este paso
es saber escuchar al interlocutor.
¿Qué preguntas puedes plantear? Aunque debes afrontar la entrevista con conocimientos de la empresa, no está de más que indagues algo más sobre ésta. Pregunta, por tanto, por sus planes de expansión o campo de actuación en otras provincias o en el extranjero.
Asimismo, profundiza sobre el puesto de trabajo ofertado. Interésate sobre la posición exacta de la vacante respecto a la organización de la entidad: pregunta, por tanto, por la persona o departamento del que dependerás y de si tendrás a tu cargo a otros trabajadores. Plantea también cuestiones sobre las posibilidades de promocionar dentro de la compañía y de la política de formación con la que ésta cuenta.
Las preguntas también son básicas en la fase final de la entrevista, ya que está muy bien visto que el candidato se interese por los pasos que continúan a éste en el proceso de selección.
Sin embargo, existen cuestiones que es conveniente que el candidato evite. La más polémica es la referente al sueldo: lo mejor es que esperes a que el entrevistador saque el tema. También es aconsejable hacer lo mismo con el horario o las vacaciones.
¿Qué preguntas puedes plantear? Aunque debes afrontar la entrevista con conocimientos de la empresa, no está de más que indagues algo más sobre ésta. Pregunta, por tanto, por sus planes de expansión o campo de actuación en otras provincias o en el extranjero.
Asimismo, profundiza sobre el puesto de trabajo ofertado. Interésate sobre la posición exacta de la vacante respecto a la organización de la entidad: pregunta, por tanto, por la persona o departamento del que dependerás y de si tendrás a tu cargo a otros trabajadores. Plantea también cuestiones sobre las posibilidades de promocionar dentro de la compañía y de la política de formación con la que ésta cuenta.
Las preguntas también son básicas en la fase final de la entrevista, ya que está muy bien visto que el candidato se interese por los pasos que continúan a éste en el proceso de selección.
Sin embargo, existen cuestiones que es conveniente que el candidato evite. La más polémica es la referente al sueldo: lo mejor es que esperes a que el entrevistador saque el tema. También es aconsejable hacer lo mismo con el horario o las vacaciones.
Un decálogo que puede abrirte muchas puertas:
0.- La
franqueza y mostrarse con naturalidad son las claves más importantes.
1.- Cuidar tu apariencia,
ofreciendo un aspecto profesional, con una ropa adecuada para la ocasión.
2.- Ser puntual,
pues se trata de un punto que revela, en cierto modo, el comportamiento que el
trabajador mostrará en un futuro dentro de la compañía.
3.- No olvides la primera impresión, ya que dar una buena o mala imagen puede influir en tu aceptación o no para el puesto. Por eso, es conveniente que te prepares ese momento, incluso ensayando con un amigo.
3.- No olvides la primera impresión, ya que dar una buena o mala imagen puede influir en tu aceptación o no para el puesto. Por eso, es conveniente que te prepares ese momento, incluso ensayando con un amigo.
4.- Tienes que
prepararte para demostrar tus conocimientos, para que a la
hora de señalar tus puntos fuertes y logros personales y profesionales des la
talla.
5.- Deberás
estar listo para tener respuesta a todas aquellas preguntas que surjan
por sorpresa en la conversación. En este caso, se aconseja preparar
una estrategia que te ayude a demostrar tus conocimientos y habilidades.
6.- Es
aconsejable investigar sobre la empresa, y que lo hagas no
sólo a través de su web, sino de otros medios.
7.- Cuando llegue el momento de la verdad, el de enfrentarte cara a cara con tu entrevistador, no olvides que la conversación debe ir en dos direcciones. Pero, sobre todo, demuestra interés, escucha a tu interlocutor y mantén el contacto visual con él. Este interés deberás demostrarlo también cuando acabe la entrevista, preguntando por los siguientes pasos de los que consta el proceso.
8.- Antes de irte, proporciona al entrevistador los datos de las personas y organismos que pueden corroborar todo lo que señalas en tu currículo: proporcionar referencias está muy valorado.
7.- Cuando llegue el momento de la verdad, el de enfrentarte cara a cara con tu entrevistador, no olvides que la conversación debe ir en dos direcciones. Pero, sobre todo, demuestra interés, escucha a tu interlocutor y mantén el contacto visual con él. Este interés deberás demostrarlo también cuando acabe la entrevista, preguntando por los siguientes pasos de los que consta el proceso.
8.- Antes de irte, proporciona al entrevistador los datos de las personas y organismos que pueden corroborar todo lo que señalas en tu currículo: proporcionar referencias está muy valorado.
No hay que olvidarse de:
- llegar pronto.
- apagar el móvil.
- rellenar, de forma pulcra y en su totalidad, las solicitudes que se le entreguen al candidato.
- mostrar entusiasmo respecto al cargo y la empresa.
- mostrarse positivo sobre los motivos para dejar el actual puesto de trabajo u otros anteriores.
- responder de forma sincera.
- llevar una copia extra del currículo, aunque lo hayamos enviado.
Y también se muestra una lista de puntos que deberían evitarse, como los siguientes:
- discutir el sueldo o los incentivos.
- responder a las preguntas con un ‘sí’ o un ‘no’, solamente.
- divagar en las respuestas.
- hacer comentarios despectivos sobre los superiores.
- comentar al seleccionador qué es lo que puedes hacer por ellos y no lo que ellos pueden hacer por el candidato.
- apagar el móvil.
- rellenar, de forma pulcra y en su totalidad, las solicitudes que se le entreguen al candidato.
- mostrar entusiasmo respecto al cargo y la empresa.
- mostrarse positivo sobre los motivos para dejar el actual puesto de trabajo u otros anteriores.
- responder de forma sincera.
- llevar una copia extra del currículo, aunque lo hayamos enviado.
Y también se muestra una lista de puntos que deberían evitarse, como los siguientes:
- discutir el sueldo o los incentivos.
- responder a las preguntas con un ‘sí’ o un ‘no’, solamente.
- divagar en las respuestas.
- hacer comentarios despectivos sobre los superiores.
- comentar al seleccionador qué es lo que puedes hacer por ellos y no lo que ellos pueden hacer por el candidato.
Decálogo de lo que nunca debes hacer
- Ser pesimista. Deja a un lado las actitudes extremadamente críticas o derrotistas y piensa y exprésate en positivo.
- Mostrar
inquietud.
Si eres propenso a ponerte nervioso, tienes que encontrar y poner en
práctica las técnicas que mejor funcionen para controlar tu nivel de
tensión.
- Criticar
empresas o ex compañeros. Si hablas mal de lugares y personas con las
que has compartido tu vida laboral puede ser señal de que no sabes
trabajar en equipo.
- Ser
esquivo.
Hay que tener preparadas respuestas para posibles preguntas tipo y estar
muy atento al desarrollo de la entrevista. En ocasiones te preguntarán lo
mismo varias veces de diferentes formas. Ten claros tus planteamientos.
- No
quites la palabra. Espera a que el entrevistador finalice de
plantear la pregunta o sus argumentos. Interrumpir a tu interlocutor es
señal de no saber escuchar, lo que denota poca profesionalidad.
- No
te andes por las ramas. Tienes que ser directo, claro y conciso,
evitando entrar muy al detalle en los temas que se traten, aunque seas un
experto en la materia. Ten en cuenta que el entrevistador normalmente
tiene previsto un tiempo de duración para la entrevista.
- Mentir. Contar aspectos
sobre tu currículo, experiencia laboral, conocimientos o habilidades que
no correspondan con la realidad acaba siendo contraproducente, ya que
estás creando falsas expectativas.
- Utilizar
palabras vulgares. Cuida tu lenguaje, ya que también denota
educación y profesionalidad.
- Adoptar
una mala postura. Sentarte excesivamente reclinado, estirar las piernas o
estirar los brazos, colocar las manos en la nuca, etcétera, puede dar mala
imagen. Ensaya en casa posturas formales y adecuadas con las que te
sientas cómodo.
- Mascar
chicle.
Aunque te sirva para aplacar los nervios o aclarar la voz, entrar a una
entrevista masticando chicle o comiendo un caramelo no es aconsejable. Si
tu garganta tiende a secarse por los nervios, una buena opción es beber
agua poco antes de la cita o durante la misma, si te la ofrecen.
«En el mundo empresarial, quien no maneje las tecnologías de la
información pasará literalmente a hundirse». Así lo afirmaba Juan Velarde,
catedrático emérito de Estructura Económica y Premio Príncipe de Asturias de
Ciencias Sociales durante el curso de verano La economía española y las nuevas
tecnologías. La aplicación de las nuevas tecnologías a cualquier ámbito de
actividad resulta totalmente positiva. Incluso en los procesos de selección.
Aunque una cosa queda clara: la tecnología no lo es todo. «El contacto con la
persona es casi la parte más importante del proceso».
Cuando el teléfono actúa como mediador
Muchas empresas optan por realizar una primera entrevista
telefónica, con la que consiguen un acercamiento al candidato, que les permite
saber si pasará a la siguiente fase: la del encuentro cara a cara.
Para evitar la improvisación, nada mejor que intentar acordar una hora en la que te puedan llamar. De esta forma, el entrevistado buscará un lugar tranquilo donde sentarse, evitando posibles distracciones (como música o conversaciones de fondo).
La entrevista telefónica ha de realizarse igual que si fuera en persona, sin considerarla de menor importancia. Si, durante la misma, se sonríe, la persona que se encuentra al otro lado percibirá el entusiasmo del candidato.
Si se espera recibir una llamada de este tipo, el resto de personas que convivan con el candidato esté advertido de que contesten correctamente al teléfono, además de recoger cualquier mensaje. Para ello, nada mejor que tener un bloc junto al teléfono para anotar lo que sea necesario.
Y una última recomendación: aprovechar esta conversación telefónica para fijar un encuentro en persona.
Para evitar la improvisación, nada mejor que intentar acordar una hora en la que te puedan llamar. De esta forma, el entrevistado buscará un lugar tranquilo donde sentarse, evitando posibles distracciones (como música o conversaciones de fondo).
La entrevista telefónica ha de realizarse igual que si fuera en persona, sin considerarla de menor importancia. Si, durante la misma, se sonríe, la persona que se encuentra al otro lado percibirá el entusiasmo del candidato.
Si se espera recibir una llamada de este tipo, el resto de personas que convivan con el candidato esté advertido de que contesten correctamente al teléfono, además de recoger cualquier mensaje. Para ello, nada mejor que tener un bloc junto al teléfono para anotar lo que sea necesario.
Y una última recomendación: aprovechar esta conversación telefónica para fijar un encuentro en persona.
LAS PREGUNTAS
No dejes nada a la improvisación: la mayoría de las siguientes
cuestiones son muy habituales en los procesos de selección. Eso sí, no te
aprendas una serie de respuestas estereotipadas. Reflexiona acerca de ellas e
intenta recordar una serie de ítems que te saquen de un apuro en alguna
pregunta inesperada.
Serios y formales
Cuando un candidato a un puesto acude a una entrevista de trabajo,
debe adoptar una postura formal y seria, no sólo en la forma sino
también en el fondo. ¿Qué quiere decir esto? Que el lenguaje empleado
durante la conversación no puede ser el mismo que utilizamos con los colegas,
aunque ésta sea tu forma habitual de expresarte. Por muy brillante e
inteligente que seas, no ofrecerás tal imagen si salpicas tu vocabulario con
expresiones como: "tío" o "mola mazo".
Tampoco debes mentir porque, como dice el refrán "se coge antes a un mentiroso que a un cojo". Aunque las exageraciones son algo habitual en este punto y de sobra conocidas por los seleccionadores, tienen como objetivo principal vendernos mejor. Pero tienes que evitar la línea que separa la hipérbole de la mentira total.
Tampoco debes mentir porque, como dice el refrán "se coge antes a un mentiroso que a un cojo". Aunque las exageraciones son algo habitual en este punto y de sobra conocidas por los seleccionadores, tienen como objetivo principal vendernos mejor. Pero tienes que evitar la línea que separa la hipérbole de la mentira total.
Otro de los puntos en los que inciden algunos de los
entrevistadores es el de nuestros planes a largo plazo ("¿Dónde te ves
dentro de cinco años?"). Evidentemente, "Haciendo un crucero por el
Caribe" no es la respuesta más apropiada, aunque sea ésta tu visión de
futuro. Esta cuestión requiere una respuesta en la que esté involucrada la
empresa, cómo te ves dentro de la firma una vez transcurrido ese periodo. Ante
todo hay que mostrarse ambicioso profesionalmente, incluso aunque sepamos que
ésta no es la empresa en la que vamos a jubilarnos.
Capacidad de aprender
Nunca hay que reconocer que no se tienen determinados
conocimientos (ya sea a nivel técnico o teórico). En vez de
ello haremos hincapié en nuestra rápida capacidad de aprendizaje y en la
posibilidad de adquirir nuevas habilidades. De hecho, muchas empresas prefieren
contratar a personas entusiastas y listas que necesiten cierta formación para
ponerse al día con la operativa empresarial, frente a aquellos que no muestran
deseos por aprender cosas nuevas.
Los temas personales no deben sacarse a la luz, incluso aunque tu interlocutor lo haga. No sigas su ejemplo pensando que quedas como una persona abierta y sincera porque la única impresión que dejarás en el seleccionador es que eres un candidato poco profesional e irrespetuoso. Lo mejor es mantenerte, de forma educada, en el ámbito de los negocios.
Mostrarte como una persona egoísta y arrogante te restará bastantes puntos. Por ello, cuando te den la oportunidad de realizar preguntas, no tienes que interesarte en primer lugar por el tema de los aumentos y las promociones. Ten en cuenta que la empresa quiere saber por qué debe contratarte precisamente a ti. No debes dar la impresión de que si te contratan les estarás haciendo un gran favor.
El último punto en el que nunca tienes que entrar es el de las descalificaciones hacia tus anteriores jefes y puestos de trabajo. Incluso aunque la situación fuera totalmente insoportable, tienes que afirmar que te fuiste porque buscabas responsabilidades, mayores oportunidades o que simplemente buscabas un cambio.
Además de resultar crucial para lograr
el empleo solicitado, la entrevista de trabajo suele ser un momento propicio
para que el candidato conteste a algunas preguntas que, fuera de ese contexto,
pueden ser tomadas como inapropiadas. Pero un seleccionador no las realiza sin
motivo: no es que tenga ganas de satisfacer curiosidades personales, sino que busca
encontrar rasgos que diferencien a un candidato de otro y le permitan
elegir al mejor preparado para el puesto.
Así, las respuestas que demos se antojan determinantes para conseguir o no el empleo por el que estamos interesados. Por lo tanto, la mejor técnica para superar esta fase de la entrevista personal es saber a qué nos enfrentamos, de forma que podamos actuar al respecto. Como se suele decir popularmente: si conoces a tu enemigo tendrás, al menos, la mitad de la batalla ganada.
Así, las respuestas que demos se antojan determinantes para conseguir o no el empleo por el que estamos interesados. Por lo tanto, la mejor técnica para superar esta fase de la entrevista personal es saber a qué nos enfrentamos, de forma que podamos actuar al respecto. Como se suele decir popularmente: si conoces a tu enemigo tendrás, al menos, la mitad de la batalla ganada.
Cuestiones peliagudas
Una de estas preguntas insidiosas es la tradicional: «¿Qué
es lo que menos te gustaba de tu último empleo?». Si no hemos pensado
antes en la respuesta, caeremos en la trampa porque nuestro interlocutor espera
una contestación negativa y podemos soltar un exabrupto sobre nuestro anterior
jefe.
Sin embargo, hay que tener en cuenta que uno de los propósitos que tiene el seleccionador al formular esta cuestión es averiguar si el candidato va a estar satisfecho con el puesto vacante o se enfrentará a características similares a las que le hicieron marcharse de su empleo anterior.
La solución más adecuada para salir airosos de esta pregunta parte de centrar nuestra respuesta en las tareas que realizábamos, más que en las personas o en la filosofía de la compañía. Por ejemplo, una buena réplica sería similar a ésta: «Tengo que admitir que mi antiguo trabajo conllevaba mucha tarea de papeleo. Como mi punto fuerte es el trato con la gente, este papeleo en ocasiones me atascaba».
Sin embargo, hay que tener en cuenta que uno de los propósitos que tiene el seleccionador al formular esta cuestión es averiguar si el candidato va a estar satisfecho con el puesto vacante o se enfrentará a características similares a las que le hicieron marcharse de su empleo anterior.
La solución más adecuada para salir airosos de esta pregunta parte de centrar nuestra respuesta en las tareas que realizábamos, más que en las personas o en la filosofía de la compañía. Por ejemplo, una buena réplica sería similar a ésta: «Tengo que admitir que mi antiguo trabajo conllevaba mucha tarea de papeleo. Como mi punto fuerte es el trato con la gente, este papeleo en ocasiones me atascaba».
Expectativas salariales
Otro de los «escollos» en el transcurso de la entrevista de
trabajo es la pregunta referida a las expectativas salariales. Muchas veces los
anuncios de empleo solicitan la inclusión de las mismas junto con el currículo
y la carta de presentación.
La mejor aptitud es posponer nuestra respuesta hasta que tengamos más datos sobre la compañía (para no pecar por exceso ni por defecto). En cualquier caso siempre es mejor acatar que dicha información es de carácter confidencial y que se facilitará en el transcurso de una entrevista.
Una vez frente a frente con nuestro interlocutor y cuestionados por el tema tenemos que ser conscientes de nuestras posibilidades reales. Para ello es muy conveniente que hayamos estudiado con anterioridad factores como el tipo de puesto que se nos ofrece, la posición que vamos a ocupar o el nivel de responsabilidad que vamos a tener. ¿Cómo realizar ésta búsqueda? Con la investigación del mercado laboral, que nos permitirá hacernos una idea de lo que están percibiendo otros profesionales con un puesto similar y hacernos una idea aproximada de a qué sueldo podemos aspirar.
La mejor aptitud es posponer nuestra respuesta hasta que tengamos más datos sobre la compañía (para no pecar por exceso ni por defecto). En cualquier caso siempre es mejor acatar que dicha información es de carácter confidencial y que se facilitará en el transcurso de una entrevista.
Una vez frente a frente con nuestro interlocutor y cuestionados por el tema tenemos que ser conscientes de nuestras posibilidades reales. Para ello es muy conveniente que hayamos estudiado con anterioridad factores como el tipo de puesto que se nos ofrece, la posición que vamos a ocupar o el nivel de responsabilidad que vamos a tener. ¿Cómo realizar ésta búsqueda? Con la investigación del mercado laboral, que nos permitirá hacernos una idea de lo que están percibiendo otros profesionales con un puesto similar y hacernos una idea aproximada de a qué sueldo podemos aspirar.
Aptitudes del candidato
Otra de las preguntas tópicas durante cualquier entrevista de
trabajo es la que hace referencia a los rasgos que caracterizan la personalidad
del aspirante al puesto.
Ésta también es una cuestión que entraña cierto peligro porque, aunque parezca sencilla de contestar, una respuesta precipitada puede dar al traste con nuestra candidatura. Para evitarlo, hay que buscar una cierta originalidad que nos permita diferenciarnos de los demás candidatos.
Con estas cuestiones el objetivo del entrevistador es averiguar en qué parte de la descripción enfatiza más el candidato, al mismo tiempo que observa la rapidez y creatividad en su respuesta. Es por ello que no hay que acudir a las mismas contestaciones que, previsiblemente, darán la mayoría de nuestros competidores en la carrera hacia el empleo.
De este modo, si somos muy trabajadores diremos que hacemos «todo lo necesario para cumplir mis tareas, incluso con jornadas de más de 10 horas laborales»; si la organización es una de nuestras habilidades, podemos afirmar que «podemos crear orden entre el caos»; o si se nos da muy bien el trato con los clientes sostendremos que construimos «grandes relaciones con los clientes, que siempre preguntan por mí».
Para no sobrecargar nuestra respuesta hay que tener claro los rasgos que deseamos destacar, en función de lo que se solicita para el puesto o de la filosofía empresarial. Lo más adecuado es realizar previamente un listado con los rasgos de nuestra personalidad que mejor nos describen y, después, seleccionar los que deseamos que recuerde el entrevistador una vez finalizado el encuentro.
Ésta también es una cuestión que entraña cierto peligro porque, aunque parezca sencilla de contestar, una respuesta precipitada puede dar al traste con nuestra candidatura. Para evitarlo, hay que buscar una cierta originalidad que nos permita diferenciarnos de los demás candidatos.
Con estas cuestiones el objetivo del entrevistador es averiguar en qué parte de la descripción enfatiza más el candidato, al mismo tiempo que observa la rapidez y creatividad en su respuesta. Es por ello que no hay que acudir a las mismas contestaciones que, previsiblemente, darán la mayoría de nuestros competidores en la carrera hacia el empleo.
De este modo, si somos muy trabajadores diremos que hacemos «todo lo necesario para cumplir mis tareas, incluso con jornadas de más de 10 horas laborales»; si la organización es una de nuestras habilidades, podemos afirmar que «podemos crear orden entre el caos»; o si se nos da muy bien el trato con los clientes sostendremos que construimos «grandes relaciones con los clientes, que siempre preguntan por mí».
Para no sobrecargar nuestra respuesta hay que tener claro los rasgos que deseamos destacar, en función de lo que se solicita para el puesto o de la filosofía empresarial. Lo más adecuado es realizar previamente un listado con los rasgos de nuestra personalidad que mejor nos describen y, después, seleccionar los que deseamos que recuerde el entrevistador una vez finalizado el encuentro.
1. Explíqueme algo sobre usted
Se supone que es una pregunta «rompehielos», para relajar y comenzar la entrevista de trabajo en un ambiente distendido. Como el reclutador ya tiene tu currículum delante, no hace falta que le expliques cronológicamente tu vida laboral. Responde brevemente, sé afable y recuerda que es el momento de comenzar a utilizar técnicas de marketing personal.
2. ¿Qué le hace a usted mejor que el resto de candidatos?
No hay que ser demasiado modesto ni especialmente narcisista. Aplica la fórmula de demostrar como tus conocimientos, experiencia y aptitudes encajan con el perfil profesional que se necesita. Evita posibles comparaciones odiosas con otros candidatos y vincula tus habilidades personales con los requisitos para el puesto.
3. ¿Por qué quiere trabajar con nosotros?
Es importante conocer algunos datos de la compañía: sector, situación estratégica respecto a sus competidores, proyectos inmediatos... De esta manera, estarás capacitado para responder de una forma razonada y dejarás bien clara tu iniciativa e interés por el puesto.
4.¿Por qué quiere cambiar de empresa?
En ningún caso comiences a criticar a tu antigua compañía o colegas. Dejará un pésimo sabor de boca en el entrevistador, que pensará que no eres una persona de fiar. Apuesta por la carta de "quiero asumir más responsabilidades" o "ganar más experiencia", si eres joven. En el caso de que los motivos tienen más que ver con reestructuraciones internas y despidos, puedes explicarlo pidiendo discreción a tu interlocutor.
Lógicamente, a nadie escapa que uno de los motivos que se suele esconder tras un cambio de empleo es ganar más dinero. De momento no menciones el tema, ya llegará el momento de hablar del sueldo. Finalmente, si otra de las razones es la cercanía a tu lugar de residencia, mejor óbvialo, ya que indica que sólo estás interesado en la ubicación de la compañía y no en su filosofía.
5. ¿Cuáles son tus expectativas económicas?
Una de las preguntas más esperadas y, a la par, comprometidas. La mejor manera de abordarla es decir que se espera un salario acorde con nuestra aportación y responsabilidades. Para ello, lo mejor es informarse sobre el sueldo medio de tu puesto de trabajo. Además, para no demostrar que sólo nos interesa el dinero, explica que estás más interesado en las oportunidades que te brinda el trabajo que no en una retribución elevada. El momento de negociar tranquilamente esta cuestión llegará al conseguir el empleo.
6. Preguntas personales o íntimas: ¿Está casado/a?¿Tiene intención de quedarse embarazada?
Es un tema muy espinoso y bastante complicado de tocar. El entrevistador tiene derecho a realizar alguna de estas preguntas, otras en cambio están fuera de lugar. El problema reside en que la línea que distingue a las unas de las otras es muy difusa. Si te sientes cohibido ante alguna de estas preguntas o crees que pueden ser motivo de discriminación, un método diplomático de evitarlas sería decir: "no me acabo de sentir cómodo con esta pregunta, pero si para el proceso de selección es importante yo intentaré responderla".
7. ¿Cuál es su proyecto de futuro a tres o cinco años vista?
A las empresas les gusta saber que sus empleados tienen claras sus metas y se guían por un plan de carrera. No obstante, intenta no ser demasiado concreto y cíñete a tus aspiraciones en sentido genérico. Por ejemplo, explicar que esperas tener un trabajo que sea un reto continuo y permita desarrollarte profesionalmente y personalmente.
8. ¿Cuáles son tus mayores defectos?
Hace unos años, la respuesta estereotipada e, incluso, aceptada por los entrevistadores era "soy demasiado perfeccionista" o "trabajo demasiado duro". Hoy en día, es preferible sustituir este tipo de respuestas por otras más realistas y añadir qué estás haciendo para superar el problema.
9. ¿Qué hace en su tiempo libre?
Intenta vincular alguna de tus opciones de ocio con la labor que desempeñas, siempre que sea posible. No sería lógico que uno de los hobbies de un diseñador no fuera el grafismo, o de un periodista la lectura.
10. ¿Qué significa para usted el trabajo?
Prohibido responder «por el dinero». La empresa quiere conocer tu orden de prioridades en la vida, a que distancia se encuentra la esfera privada de la profesional. Sin llegar a los extremos de loar el trabajo, puedes comentar que es un forma de realización personal al que dedicas todos tus esfuerzos.
11. ¿Tiene alguna pregunta?
Indefectiblemente es la última cuestión que plantea el responsable de selección en toda entrevista de trabajo. Es muy conveniente que formules un par de cuestiones para demostrar interés. Algunas sugerencias son que ahondes en las responsabilidades del cargo o cualquier otra pregunta relacionada.
No olvides pedir la tarjeta de visita del reclutador si el momento lo requiere, y pregúntale sobre el plazo aproximado para que finalice el proceso de selección.
Se supone que es una pregunta «rompehielos», para relajar y comenzar la entrevista de trabajo en un ambiente distendido. Como el reclutador ya tiene tu currículum delante, no hace falta que le expliques cronológicamente tu vida laboral. Responde brevemente, sé afable y recuerda que es el momento de comenzar a utilizar técnicas de marketing personal.
2. ¿Qué le hace a usted mejor que el resto de candidatos?
No hay que ser demasiado modesto ni especialmente narcisista. Aplica la fórmula de demostrar como tus conocimientos, experiencia y aptitudes encajan con el perfil profesional que se necesita. Evita posibles comparaciones odiosas con otros candidatos y vincula tus habilidades personales con los requisitos para el puesto.
3. ¿Por qué quiere trabajar con nosotros?
Es importante conocer algunos datos de la compañía: sector, situación estratégica respecto a sus competidores, proyectos inmediatos... De esta manera, estarás capacitado para responder de una forma razonada y dejarás bien clara tu iniciativa e interés por el puesto.
4.¿Por qué quiere cambiar de empresa?
En ningún caso comiences a criticar a tu antigua compañía o colegas. Dejará un pésimo sabor de boca en el entrevistador, que pensará que no eres una persona de fiar. Apuesta por la carta de "quiero asumir más responsabilidades" o "ganar más experiencia", si eres joven. En el caso de que los motivos tienen más que ver con reestructuraciones internas y despidos, puedes explicarlo pidiendo discreción a tu interlocutor.
Lógicamente, a nadie escapa que uno de los motivos que se suele esconder tras un cambio de empleo es ganar más dinero. De momento no menciones el tema, ya llegará el momento de hablar del sueldo. Finalmente, si otra de las razones es la cercanía a tu lugar de residencia, mejor óbvialo, ya que indica que sólo estás interesado en la ubicación de la compañía y no en su filosofía.
5. ¿Cuáles son tus expectativas económicas?
Una de las preguntas más esperadas y, a la par, comprometidas. La mejor manera de abordarla es decir que se espera un salario acorde con nuestra aportación y responsabilidades. Para ello, lo mejor es informarse sobre el sueldo medio de tu puesto de trabajo. Además, para no demostrar que sólo nos interesa el dinero, explica que estás más interesado en las oportunidades que te brinda el trabajo que no en una retribución elevada. El momento de negociar tranquilamente esta cuestión llegará al conseguir el empleo.
6. Preguntas personales o íntimas: ¿Está casado/a?¿Tiene intención de quedarse embarazada?
Es un tema muy espinoso y bastante complicado de tocar. El entrevistador tiene derecho a realizar alguna de estas preguntas, otras en cambio están fuera de lugar. El problema reside en que la línea que distingue a las unas de las otras es muy difusa. Si te sientes cohibido ante alguna de estas preguntas o crees que pueden ser motivo de discriminación, un método diplomático de evitarlas sería decir: "no me acabo de sentir cómodo con esta pregunta, pero si para el proceso de selección es importante yo intentaré responderla".
7. ¿Cuál es su proyecto de futuro a tres o cinco años vista?
A las empresas les gusta saber que sus empleados tienen claras sus metas y se guían por un plan de carrera. No obstante, intenta no ser demasiado concreto y cíñete a tus aspiraciones en sentido genérico. Por ejemplo, explicar que esperas tener un trabajo que sea un reto continuo y permita desarrollarte profesionalmente y personalmente.
8. ¿Cuáles son tus mayores defectos?
Hace unos años, la respuesta estereotipada e, incluso, aceptada por los entrevistadores era "soy demasiado perfeccionista" o "trabajo demasiado duro". Hoy en día, es preferible sustituir este tipo de respuestas por otras más realistas y añadir qué estás haciendo para superar el problema.
9. ¿Qué hace en su tiempo libre?
Intenta vincular alguna de tus opciones de ocio con la labor que desempeñas, siempre que sea posible. No sería lógico que uno de los hobbies de un diseñador no fuera el grafismo, o de un periodista la lectura.
10. ¿Qué significa para usted el trabajo?
Prohibido responder «por el dinero». La empresa quiere conocer tu orden de prioridades en la vida, a que distancia se encuentra la esfera privada de la profesional. Sin llegar a los extremos de loar el trabajo, puedes comentar que es un forma de realización personal al que dedicas todos tus esfuerzos.
11. ¿Tiene alguna pregunta?
Indefectiblemente es la última cuestión que plantea el responsable de selección en toda entrevista de trabajo. Es muy conveniente que formules un par de cuestiones para demostrar interés. Algunas sugerencias son que ahondes en las responsabilidades del cargo o cualquier otra pregunta relacionada.
No olvides pedir la tarjeta de visita del reclutador si el momento lo requiere, y pregúntale sobre el plazo aproximado para que finalice el proceso de selección.
Últimos detalles
Ante todo, no titubees, como si fuera la primera vez que te
planteas estas cuestiones, ya que muchas indican tu nivel de madurez y la forma
de afrontar la vida, valores que están cada vez más en alza en el mundo
laboral.
De todas formas, evita memorizar una serie de respuestas y soltarlas de golpe en la entrevista de trabajo. Con meditar sobre el tema y tener claros algunos puntos básicos conseguirás la suficiente soltura y firmeza para transitar por la entrevista de trabajo plácidamente.
De todas formas, evita memorizar una serie de respuestas y soltarlas de golpe en la entrevista de trabajo. Con meditar sobre el tema y tener claros algunos puntos básicos conseguirás la suficiente soltura y firmeza para transitar por la entrevista de trabajo plácidamente.
¿Qué preguntar?
Preguntar es demostrar
interés. Y la vergüenza o los nervios no nos pueden cohibir de que
manifestemos al entrevistador que tenemos la voluntad de conocer más acerca de
la empresa, e inquietud por saber en profundidad cual es el puesto de trabajo
al que optamos.
Si hemos tenido la oportunidad de informarnos a fondo acerca de la empresa, es el momento de ir un poco más allá. Podemos preguntar acerca de:
Si hemos tenido la oportunidad de informarnos a fondo acerca de la empresa, es el momento de ir un poco más allá. Podemos preguntar acerca de:
- La cultura de empresa
- Planes de expansión
- Presencia en otros
países o provincias
- Situación frente a la
competencia
En cuanto al puesto de trabajo:
- Cual es nuestra
posición exacta con respecto a la organización. Es decir, de quién
dependemos jerárquicamente o cuantas personas estarán a nuestro cargo.
- Si trabajaremos en
equipo o de forma autónoma
- Posibilidades de
promoción
- Política de formación
de la empresa
Indagar sobre estos
aspectos predispone a que nos valoren de una forma más positiva. Más importante
aún, la información que recibamos nos ayudará a decidir si el puesto de trabajo
realmente nos interesa. La compañía no es la única que selecciona, nosotros
también.
Una mezcla de información que podamos aportar acerca de la compañía junto con algunas preguntas para profundizar demostrará que hemos pensado seriamente en unirnos a la organización y que no hemos ido a la entrevista para «ver qué pasa».
Cuando la conversación está a punto de concluir, el reclutador casi siempre hace la misma pregunta: ¿Tiene alguna duda? Pues sí, sí que las tenemos. Por una parte, hay que preguntar acerca de los pasos siguientes en el proceso de selección: si nos llamarán tanto si pasamos a la siguiente fase como si nos descartan, en qué plazo deberíamos saber algo...
Pero además, guárdate un par de preguntas. Éste es un buen momento para aclarar puntos oscuros de la entrevista, y así alentar una conversación más fluida y un clima más distendido.
De la misma forma, durante toda la entrevista debemos preguntar cualquier cosa que no entendamos. Así se consigue más tiempo para pensar la respuesta y –a diferencia de lo que se pueda pensar– demostraremos iniciativa y madurez. Una entrevista de trabajo no es un examen, y por pedir una aclaración no vamos a perder puntos.
Una mezcla de información que podamos aportar acerca de la compañía junto con algunas preguntas para profundizar demostrará que hemos pensado seriamente en unirnos a la organización y que no hemos ido a la entrevista para «ver qué pasa».
Cuando la conversación está a punto de concluir, el reclutador casi siempre hace la misma pregunta: ¿Tiene alguna duda? Pues sí, sí que las tenemos. Por una parte, hay que preguntar acerca de los pasos siguientes en el proceso de selección: si nos llamarán tanto si pasamos a la siguiente fase como si nos descartan, en qué plazo deberíamos saber algo...
Pero además, guárdate un par de preguntas. Éste es un buen momento para aclarar puntos oscuros de la entrevista, y así alentar una conversación más fluida y un clima más distendido.
De la misma forma, durante toda la entrevista debemos preguntar cualquier cosa que no entendamos. Así se consigue más tiempo para pensar la respuesta y –a diferencia de lo que se pueda pensar– demostraremos iniciativa y madurez. Una entrevista de trabajo no es un examen, y por pedir una aclaración no vamos a perder puntos.
Lo que no se debe preguntar
Hay una cuestión que suele ser tabú en una entrevista de trabajo,
sobre todo si el proceso de selección se está iniciando: el sueldo. Únicamente
si el entrevistador menciona el tema de la retribución puedes entrar en este
espinoso tema. Pero para no forzar la máquina, espérate a que te hagan una
propuesta en firme en una próxima entrevista antes de negociar el salario. En
ningún caso lo preguntes a bote pronto.
Este mismo argumento es igual de válido para el tema de vacaciones u horarios, y en general las condiciones laborales del puesto.
Este mismo argumento es igual de válido para el tema de vacaciones u horarios, y en general las condiciones laborales del puesto.
RESUMEN
Antes de la Entrevista
- Conoce todo lo que puedas de la
empresa
- Estudia tus aptitudes, tu experiencia
y tu educación
- Lleva el currículum y conócelo
perfectamente, ya que se basarán en él
- Hazte una relación de tus puntos
débiles y prepara argumentos para defenderlos
- Si te citan por escrito, lo correcto
es que llames para confirmar tu asistencia
- No acudas con gafas oscuras
- Comprueba tu apariencia (evita ropa
llamativa; bien vestido/a, limpio/a y afeitado)
- Ve solo/a
- Llega pronto (5 minutos antes)
- Prepara la entrevista, el
seleccionador va a hacerlo también
Crea una buena impresión. Las primeras impresiones son de gran importancia. Muchos empresarios consideran que tras haber visto entrar por la puerta a un candidato, observar la forma de dar la mano y sentarse, son capaces de decidir sobre su valía
- Saluda al entrevistador con una
fórmula convencional: Buenas tardes Sr. Ruiz
- Siéntate derecho/a, ni al borde de la
silla (inseguridad), ni repantingado/a (falta de respeto)
- No seas el/la primero/a en extender la
mano
- Saluda con un apretón de manos y
sonríe, mirándole a los ojos
- No te sientes hasta que te lo digan
- No tutees si no te lo indican
- Estáte atento/a y simpático/a
- Evita ponerte nervioso/a y los gestos
que lo indiquen como morderte las uñas, golpear con el boli en la mesa,
agitarte en el asiento...
- No fumes
- No interrumpas
- Mira al entrevistador a los ojos, pero
sin intimidar
- Deja que él tome la iniciativa
- No hables demasiado, ni demasiado poco
- Cuida tu lenguaje
- No peques de agresivo/a ni de
sensiblón/a
- No te aproximes mucho a él
- No pongas los codos encima de la mesa
del entrevistador
- No cruces los brazos, puede parecer
que estás a la defensiva
- Si te ofrecen una bebida puedes
aceptar pero, que no sea alcohólica
Piensa antes de contestar
- Responde clara y brevemente
- Di siempre la verdad
- Si te preguntan sobre ti mismo/a,
enfatiza tu formación, experiencia y resultado de tus trabajos
- No uses palabras rebuscadas
- No respondas con evasivas o dudas, ni
con monosílabos
- No esperes demasiado tiempo para
responder, podría parecer síntoma de distracción
- No utilices expresiones tajantes
"siempre, nunca", ni utilices latiguillos "osea",
"este", "bueno"...
- Muestra entusiasmo por el trabajo,
pero no lo supliques
- No hables mal de las empresas en las
que has trabajado
- No te niegues a responder preguntas
- Si te hacen preguntas de tipo cómo: si
va de viaje con su novio/a ¿qué piden una o dos habitaciones?; responde
que en tu opinión ese asunto es irrelevante para deducir tu idoneidad para
el puesto al que optas. Dilo con seriedad pero no con agresividad. Estas
preguntas valoran tu control emocional, si insiste, contestar que son
preguntas demasiado personales y no ves que tengan ninguna relación con el
puesto.
Piensa positivamente
- No pidas el puesto como si fuera una
limosna
- No digas que necesitas terriblemente
el trabajo
- No critiques a pasados empresarios
Ejemplo: No digas, "acabo de terminar mis estudios y no tengo experiencia profesional" enfocado de otra manera la respuesta correcta sería "estoy disponible para trabajar y dispuesto/a a poner en práctica todos los conocimientos que he adquirido en mis estudios
Haz preguntas
- Sobre las posibilidades de promoción,
la empresa o el puesto de trabajo
Expresa tu agradecimiento
Analiza los resultados, anota puntos fuertes y débiles...puede servirte para una segunda entrevista o para próximas entrevistas en otras empresas.