viernes, 23 de mayo de 2014

Hablemos de Tantra


Técnicas del tantra
La práctica de las técnicas del Tantra, permite a través de una serie de posiciones, ejercicios y masajes, aplicar la sabiduría tántrica al arte de hacer el amor, para experimentar el sexo, no sólo como búsqueda del placer genital, sino como camino hacia el orgasmo tántrico, el éxtasis y, en definitiva, la sexualidad espiritual.
Se dice que aumenta y prolonga la conexión que existe entre los amantes durante el sexo. Proviene de las filosofías taoísta y budista.
El sexo tántrico enseña que la sexualidad es parte de todo el ser, una unión mental, física y espiritual. Una de las filosofías taoistas básicas sostiene que el sexo - como la vida - no se trata del destino, sino del viaje.

Practicar sexo tántrico es alejarse del sexo convencional, al que tan habituados estamos en esta sociedad occidental que busca el orgasmo rápido y, por ende, la eyaculación. El sexo tántrico es abandonarse a la creatividad, al juego, al deleite de los sentidos y es creer en la paciencia necesaria para lograr un instante de placer infinito, a la manera oriental, ceremoniosa, duradera e intensamente larga. Por ello, la persona que tenga prisas que ni lo intente porque el sexo tántrico se basa en encuentros largos y relajados, sin prisas. Se venera el éxtasis y se busca un placer más prolongado a través del deleite de los sentidos, sensaciones y emociones.
La práctica de las técnicas del amor tántrico te abrirán las puertas a la experiencia de la sexualidad espiritual. Mediante los masajes, posiciones y ejercicios tántricos para un sexo pleno, podrás sentir el amor mágico, que sólo es vivenciable a través del Tantra, el arte del amor consciente.

 Ante todo, ten en cuenta que la respiración tántrica es fundamental en la práctica de los ejercicios tántricos para retardar la eyaculación.

Para iniciar este plan se requieren hacer varios preparativos. 
L
o primero que hay que hacer es relajarse y liberar tensiones. Así, mientras uno de los dos se dedica a preparar la habitación para el feliz encuentro, el otro puede irse bañando con agua aromatizada. Luego, se cambian lo papeles. Así, se inicia la aventura.
Durante esta circunstancia el juego será fundamental. Si bien, la seriedad es necesaria pues también lo es la risa. Esto no es una obligación y se supone que los dos se sientan muy bien, disfruten y experimenten un verdadero regocijo.
Cuando hagan conversación, recuerda que no deben hablar de nada más que no sea sus sentimientos y el fin de semana como tal. No deben hablar de trabajo, ni de los hijos, ni de la suegra, o los estudios. Dedíquense sólo a la conversación íntima.
Seguidamente, pongan su música favorita y comiencen a bailar. Acerquen sus cuerpos, acaríciense y sientan la aproximación entre ambos.
Todo esto se hace con calma. No hay prisa, ni nada que los presione. Por eso, disfruten del momento y olvídense del tiempo. Ahora, se procede a apagar casi todas las velas, sólo unas cuantas deben quedar encendidas. Recuerda asegurarte de que no vayan a caerse y provocar un incendio.

Ahora, vayan a la cama. Una vez ahí y sin quitarse las ropas elegidas empiecen a acariciarse y a besarse mucho. Las caricias pueden ir aumentando su pasión y pueden acariciar los lugares más erógenos. Es importante que cada uno sepa que lo que está haciendo, es placentero para el otro. Por eso, deben indagar y preguntarse mutuamente si lo encuentra excitante, o si prefiere que lo toquen en otro lugar o con diferente intensidad. 
Si se aproxima un orgasmo, detengan las caricias. Relájense, hablen de otra cosa, tranquilicen la respiración y reinicien el proceso.
Luego, estírense en la cama de frente, es decir viéndose uno al otro. El hombre debe colocarse sobre su lado izquierdo y la mujer sobre el lado derecho. Compartan un fuerte y prolongado abrazo. La respiración debe ser en tiempos opuestos. Esto quiere decir que mientras uno exhala el otro inhala.
Esta práctica debe mantenerse hasta que se hayan calmado y la respiración haya vuelto a la normalidad. Sería ideal que se quedaran dormidos, mientras hacen esto. Pueden hablar y decirse palabras de amor o simplemente pueden contemplarse y en silencio disfrutar del momento.
No debe permitirse que suceda un orgasmo, de esta manera, la tensión sexual irá en aumento y además la atención no se dirige a un objetivo final, sino que se focaliza únicamente en estar cerca y compartir un momento verdaderamente íntimo y una experiencia sexual que vaya más allá del placer físico.
Después de que hayan descansado y hayan digerido bien la cena, es momento de compartir juntos el baño. Recuerden que el baño debe estar aromatizado con inciensos y debe estar sutilmente alumbrado por la suave luz de muchas velitas.
Durante el baño, báñense uno al otro, acaríciense y jueguen con el agua. Pueden pintarse el cuerpo y luego quitarse la pintura con jabón, lávense la espalda mutuamente, tóquense los pies, en fin descubran su cuerpo con la ayuda del agua. Luego, séquense suavemente uno al otro.
Excítense dos veces al menos y no se permitan continuar hasta el orgasmo, sino que deténganse y respiren. Disfruten de sus cuerpos y sientan toda su piel. Jueguen con las sensaciones y utilicen la pluma o el hielo para acariciarse sus cuerpos.
En este momento, es ideal que no hablen si no que se comuniquen con gestos, suspiros, miradas y en general con lenguaje corporal. Como ya se advirtió, no deben dejarse llevar hasta el orgasmo, ni deben llevar la unión sexual al ámbito de la penetración, es sólo un deleite externo. Una vez que se hayan detenido varias veces y hayan tenido que tranquilizarse varias veces, den por terminada la sesión de hoy, acuéstense sobre los costados y respiren en tiempos opuestos tal y como se hizo la y quédense dormidos mirándose uno al otro o incluso abrazados.
El día siguiente empiecen por desayunar alimentándose uno a otro. Después de haber hecho la digestión, deben proceder a sentarse en la cama o en el piso, de manera que peguen las espaldas una contra otra.
Entonces, los dos deben decirse lo que más les gusta de su propia forma de ser, desde cualidades físicas hasta de su personalidad. En esta fase del ejercicio lo más importante es la honestidad, no vale mentir ni ocultar información. Luego, describan lo que más les gusta de su pareja, tanto físicamente como en el nivel de la personalidad o de la actitud. De nuevo, es fundamental la sinceridad.
 En esta posición, la comunicación verdadera es más fácil, ya que se ha entrado en el aura del otro y ese montón de emociones que se intuyen no se verán entorpecidas por la intervención de la vista, es más, esto hace que los sentimientos se perciban con más facilidad.
Seguidamente, deben ir a la cama o incluso en el mismo suelo y empiecen a acariciarse para despertar el deseo y la pasión.

Ejercicio
El hombre deberá sentarse con las piernas cruzadas, sea en medio loto o en loto completo. Para poder sostenerse mejor, puede apoyar la espalda en la pared. La mujer se debe sentar en los regazos del hombre y debe mirarlo directamente al rostro.
Las piernas de la mujer deben rodear al hombre por la espalda. Luego, inicien la respiración que ya saben hacer a tiempos opuestos. Pero ahora, se agregará la siguiente visualización.
El hombre debe observar directamente al ojo derecho de la mujer, sin dejar de hacer la respiración, así se sentirá una corriente de energía que saldrá del ojo de ella y entrará por el ojo izquierdo de él. Tal energía debe ser visualizada por el hombre y debe verla saliendo por su falo y entrando en la vagina de ella. De esta manera, se habrá formado un círculo cerrado de energía entre la pareja.
Una vez que se hayan cansado, relájense y quédense en la cama, uno al lado del otro compartiendo las sensaciones que experimentaron. Luego, comiencen de nuevo a exitarse hasta llegar al momento preorgásmico, sin permitirse continuar al siguiente estadio.
Para relajarse y regresar a la calma se debe repetir el ejercicio del círculo de energía que explicamos antes. Hagan este proceso, es decir la repetición del círculo de energía y la excitación hasta el momento preorgásmico, al menos unas cinco veces, sin dejar que haya penetración y sin permitirse alcanzar el orgasmo.
En el momento en que lo crean necesario, relájense, asuman la posición de loto como antes, hagan la respiración a tiempos opuestos y realicen la misma visualización. Seguidamente, repitan una vez más los juegos, las caricias, y los besos. Cuando se encuentren totalmente alterados, asuman la posición de loto, pero ahora si deberán realizar la unión completa, es decir la penetración. Una vez que se encuentren bien acoplados, deben mirarse a los ojos, iniciar la respiración de tiempos opuestos y la visualización. Conforme esto ocurre, ambos deben recordar que se encuentran en una unión de dioses, donde el hombre es un dios y la mujer es una diosa.
La sensación será maravillosa. Ahora, si no ocurriera un orgasmo no hay por qué preocuparse, pues la relación sexual tántrica no busca como último fin el orgasmo, por otro lado si tal ocurriera, también sería excelente.
La pareja que realice por completo este ejercicio, habrá adquirido mayor confianza y respeto en su relación, sus sentimientos se habrán profundizado y además sexualmente habrán descubierto un mundo de percepciones nuevas. 
No obstante, es fundamental que todo haya sido con el consentimiento sincero de ambos y que hayan verdaderamente disfrutado de cada instante, ya no como un ejercicio sino como una forma de estar más cerca y de descubrir un mundo nuevo de sensualidad y experiencias energéticas profundas.

El Masaje del Yoni
El yoni es el nombre sánscrito de la vagina y significa Templo Sagrado, por lo que es notable como esta concepción resulta mucho más respetuosa y poética que la de Occidente.
El masaje del yoni pretende que la mujer se relaje antes de la unión sexual, que pueda disfrutar del deseo verdaderamente para que se despierten todos su sentidos. Este masaje es muy recomendado pues crea entre la pareja todo un vínculo de intimidad y confianza que hará que la cópula sea más natural.
El contacto de la pareja se inicia con abrazos, cariños sensuales, intercambio de largas miradas, un reconocimiento del cuerpo de ambos, para provocar un sentimiento de seguridad y por lo tanto la desinhibición de ambos.
Después de esta preparación, la mujer debe acostarse sobre su espalda y apoyar la cabeza sobre almohadones para que pueda mantener contacto visual con su compañero y observar sus genitales. Bajo su cadera, también debe haber un cojín. Sus piernas deben estar totalmente separadas y levemente dobladas, para que los genitales estén bien expuestos y el masaje pueda darse con facilidad.
    Por su parte, el hombre deberá sentarse entre las piernas de la mujer, con sus piernas cruzadas o -si se puede- en posición de loto. Antes de iniciar el masaje se debe hacer una sesión de respiración profunda, lo que generará mayor disposición de ambos. La respiración no debe olvidarse, ni siquiera en los momentos de mayor placer. Cuando ella se olvide de hacerlo, su compañero debe recordárselo suave y sutilmente.
    El masaje no debe comenzar de primera entrada, sino que primero se deben acariciar otras partes del cuerpo como las piernas, las ingles, los pechos, el estómago, e irse acercando poco a poco al Templo Sagrado, para que ella se vaya acostumbrando a la idea de ser acariciada y vaya asimilando el placer que irá en aumento paulatinamente.
Después, se aplicará un aceite o lubricante especial para el acto sexual en el montículo del yoni conocido como Monte de Venus. Así, el aceite cubrirá toda la parte externa del yoni, y alcanzará los labios mayores, lo que potenciará las sensaciones de la mujer y calentará la zona.
Ahora sí se procede al masaje, el cual debe iniciar en la zona del Monte de Venus y los labios mayores. El masaje debe ser lento y suave, no hay que apurarse ni provocar fuerte presión, hay que recordar que lo más importante es el placer que se irá sintiendo, poco a poco.
Luego, con el dedo índice y el pulgar, el hombre debe sostener delicadamente el labio mayor o exterior y apretar, mientras se desliza a lo largo de ambos labios. Con calma, se procede de la misma forma con los labios menores, y se toma el tiempo que se desee.
Mientras sucede esto, la mujer puede acariciar sus propios pechos o simplemente puede disfrutar de lo que está ocurriendo sin olvidarse de respirar profundamente. Es importante que se intercambien miradas lo más posible, y que conversen poco, pero sensualmente. Ella incluso puede indicarle a él, como le gusta que la acaricie y como se siente mejor.
Seguidamente, y con delicadeza se acaricia el clítoris de forma circular y siguiendo las agujas del reloj, luego en el otro sentido. Con el índice y el pulgar se presiona el clítoris suavemente. ante este estímulo la mujer se excitará bastante, por lo que hay que tranquilizarla y hacer que recuerde respirar profundamente.
A continuación, y con mucho cuidado, se introduce el dedo del centro de la mano derecha en el yoni. El uso de la mano derecha es importante, pues así se cuida la polaridad enérgica que indica el Tantra. Con este dedo se explora el interior del yoni, cambiando de velocidad, de presión y de dirección. La palma de la mano debe estar direccionada y presionando un poco hacia arriba, mover el dedo que está adentro hacia la palma; esto alcanzará el punto G (punto sagrado), y la mujer sentirá gran placer. También puede introducirse el dedo anular y seguir con el masaje, mientras con el pulgar se estimula suavemente el clítoris, esto provocará gran satisfacción.
Si la mujer está dispuesta se puede ir al siguiente nivel, e introducir el dedo meñique de la mano derecha en el ano con ayuda del lubricante. Eso sí, una vez que esto se ha hecho este dedo no debe introducirse en la vagina. Según el Tantra, esta postura equivale a sostener los misterios del universo en la mano. 
La mano izquierda puede ayudar a estimular el clítoris o los pechos de la mujer. No se recomienda que el hombre se toque a sí mismo, pues perderá la concentración. Es importante mantener el ritmo de la respiración (tanto él como ella), verse constantemente los ojos, y tener paciencia para disfrutar totalmente del momento.
Si en estos momentos, la mujer suelta el llanto no hay que preocuparse, es totalmente normal, pues sus emociones están siendo alteradas y un efecto lógico de la tranquilidad, o el gran placer que siente pueden ser las lágrimas. Eso sí, es importante asegurarse de que lo está disfrutando, pues sólo así el masaje cumplirá su objetivo.
También es posible, que ella tenga uno o varios orgasmos. En tal caso, se requiere que ella recupere el ritmo de la respiración, pero se puede continuar con el masaje si ella lo desea. Muchas mujeres desarrollan la capacidad multiorgásmica gracias a las prácticas tántricas.
Una vez que ella ya no desea más masaje, el hombre debe detenerse suavemente, y respetuosamente retirar su mano del yoni. Ahora es momento para disfrutar de las reminiscencias del masaje. Pueden abrazarse y descansar muy cerca. Esto unirá mucho a la pareja.

El Masaje del Lingam
La palabra sánscrita para denominar el órgano sexual masculino es Lingam, y le da una connotación muy respetuosa, ya que significa Báculo de Luz que canaliza la energía y el placer.
El masaje del Lingam tiene como propósito relajar al hombre y llevarlo al contacto con su lado más sensible. La relación de la pareja se vuelve más respetuosa, y además los papeles tradicionales de los sexos se ven intercambiados lo cual es muy sano para la apertura de la mente.
El masaje del Lingam fortalece los vínculos de intimidad que existen en la pareja, y además sana algún trauma, experiencia o condicionamiento negativo que haya existido hacia el sexo. Por eso, el orgasmo y la eyaculación no son el objetivo primordial de este masaje, sino la exploración de una nueva forma de placer que no esté condicionada por factores tradicionales como alcanzar precisamente ese momento cumbre o climax.
Para realizar este masaje es importante prepararse tanto espirtual como físicamente. Se recomienda que la pareja se de un buen baño relajante. Luego, hay que respirar profundamente y vaciar el estómago, pues la experiencia sexual es más placentera si se está totalmente vacío.
Para que la pareja se conecte, es una buena idea -al igual que con el masaje del Yoni- acercarse y acariciarse tiernamente, abrazarse y verse los ojos, con la idea de derribar las fronteras o murallas que estén separando a la pareja.
Luego, el hombre debe recostarse sobre su espalda, encima de almohadones que le levanten el torso y la cabeza. Sus piernas deben estar cómodamente separadas con las rodillas un poco dobladas, y los genitales totalmente expuestos para que el masaje sea totalmente efectivo.
Tomar un poco de lubricante sexual y esparcirlo tanto por el lingam como por los testículos. Con mucha delicadeza, la mujer debe iniciar el masaje en los testículos y en el escroto, provocando que toda el área se relaje. Luego, se acaricia suavemente el hueso púbico o pélvico y el perineo. Cuando se llegue a esta zona hay que ser especialmente cuidadosa, pues el perineo (que se encuentra entre los testículos y el ano) es una zona que casi ningún hombre heterosexual ha permitido que le toquen.
Posteriormente, se procede a acariciar el cuerpo o asta del Lingam, variando la presión y la velocidad, para que el estímulo varíe de intensidad y resulte más placentero. Hay que recordar que el hombre estará asumiendo una posición pasiva que no necesariamente le es familiar, por lo que no hay que permitirle moverse. Hay que mirarlo a los ojos, recordarle que respire profundamente y pedirle que se deje satisfacer con palabras dulces.
Con la mano derecha, se presiona la base del lingam, luego se desliza hacia arriba y luego hacia abajo, pero alternando con la mano izquierda. Mantener estos movimientos durante cierto tiempo, y después empezar a presionar en la cabeza del Lingam, y seguir alternando de manos.
Ahora, hay que masajear la parte de arriba o cabeza del Lingam como si se fuera a exprimir una fruta. Si la erección se pierde un poco, no hay de que preocuparse. Es totalmente normal, y de hecho es muy positivo si se ve desde el Tantra, pues es como pasear por todo el espectro del placer.
Si el momento del orgasmo o eyaculación se acerca, hay que detener un poco la estimulación, pues este no es el objetivo. Para el tantra alargar lo más que se pueda el momento de la eyaculación es una forma de obtener más placer, de despertar el Kundalini, flujo energético en el cuerpo humano, y una forma de que el hombre pueda volverse multiorgásmico.
Seguidamente, se masajea el Punto Sagrado o perineo que se encuentra entre el ano y los testículos. Hay que ser muy delicado, pues si no puede causar dolor. La línea divisoria entre el placer y el dolor es muy pequeña. Este masaje se hace con la izquierda, mientras se acaricia el Lingam con la derecha.
Después, si ya él siente deseos de llegar al orgasmo, entonces déjalo, pero recuérdale respirar mientras lo experimenta, para que así el momento sea sublime.
    Una vez que se ha terminado el masaje, puedes quedarte con él en un tierno abrazo o si él lo prefiere, entonces déjalo sólo para que saboree lo que acaba de ocurrir en toda su magnitud.

Sexo Oral
La mujer o Shakti y el hombre o Shakta se recuestan sobre el lado derecho. La cabeza de cada uno se debe oponer a la zona genital del otro. Shakta debe deslizar su mano derecha por debajo de los muslos de la mujer, y reposar su cabeza entre los muslos de ella. Luego, él debe humedecer con su saliva sus dedos índice y pulgar derechos y sellar firmemente el ano de su compañera con el índice, al mismo tiempo que introduce su dedo pulgar en el yoni o vagina. Entonces, él posa su boca sobre el yoni, y su lengua empieza a actuar sobre el clítoris.
   Por su parte, Shakti encapsula con su boca el lingam (pene) de su compañero, cerrando el orificio de la punta con la lengua y presionando el ano con el tercer dedo de su mano derecha. Los otros dedos deben acariciar el perineo y el escroto.
   Esta postura llamada Kakisana o Postura de la Corona, induce un orgasmo suave y permite que la consciencia del dios y la diosa se congelen en una inmovilidad trascendente.

Las Posiciones Tántricas
La unión o yoga del yoni o vagina y el lingam o el pene, se logra según el tantra en una posición sentada, donde la mujer se ubica sobre el hombre, frente a él y a horcajadas.
Esta posición denominada erecta garantiza una nueva dimensión del orgasmo y una reafirmación de la experiencia sexual.
Llama la atención que en esta postura es la mujer la que tiene la parte activa, y que de esta manera la sexualidad tántrica invierte o subvierte los papeles establecidos por la sociedad, donde el hombre es el que tiene el papel activo y la mujer es totalmente pasiva.
Esto especialmente se debe a que el yoni encierra el lingam en esta postura y extrae de él todas las energías viriles, además no le permite salirse ni resbalarse hacia afuera, incluso bastante tiempo después de la eyaculación.
Además, esta es la postura clásica tántrica porque se centra más en el carácter mágico y mítico que en el objetivo de reproducción, pues el semen tiende a salirse del útero debido a la fuerza de gravedad.
La mayor ventaja que existe para la mujer es que esta postura posibilita una directa y constante estimulación del clítoris, por lo que ella puede alcanzar altos niveles de estimulación.

Masajes eróticos, mimos de pareja
Un masaje debe tener la intención de tranquilizar, relajar, estimular o sencillamente mimar.

- Tomarse el trabajo de preparar adecuadamente la escena: un lugar acogedor e íntimo, una iluminación tenue, velas aromáticas, música de fondo, una hora en la que no te interrumpan, una cama no demasiado blanda o sencillamente el piso con los cojines necesarios.

- Conocer al dedillo el cuerpo de tu amante, no sólo para que el masaje sea efectivo, sino para que disfrutes. Verificar que sabes y puedes estimular y dar el masaje justo donde debes hacerlo.

- Estar cómodos y los dos desnudos.

- Tener las manos tibias y, de vez en cuando, dejarles caer algunas gotitas de un aceite con beneficios eróticos.


- Estar dispuesta a alternar las funciones de dar y recibir el masaje. Disfrutar de ambas al máximo. En el momento de dar placer, concéntrate; cuando te toque recibir, goza cada segundo.

- Comenzar la sesión con un masaje exploratorio y suave por todo el cuerpo, dejando para el final los genitales, pechos y zonas más erógenas. De otra forma es muy probable que precipites el coito final y pierdas el propósito original de alimentar el erotismo, ese preámbulo al sexo que multiplica infinitamente el placer.

- Incluir, además de las suaves y sensuales caricias, otros estímulos como besar, lamer, soplar y palpar el cuerpo de tu pareja con el pecho o el cabello. Puedes dar rienda suelta a tu creatividad e imaginación y usar plumas, telas y otras texturas suaves para friccionar la piel.

- Usar el aceite potencialmente erótico también para
masajear los genitales, eso eleva la sensación de placer y evita molestias.

- La espalda puede ser un excelente comienzo, y particularmente acariciar los costados y la zona encima de los glúteos. Estos mimos pueden ir acompañados de susurros eróticos al oído.

- Acariciar el cuero cabelludo, con movimientos circulares y envolventes estimula las fantasías sexuales que el cerebro genera.

- Rozar suavemente las orejas con la yema de los dedos activa una de las zonas erógenas más sensibles en ambos sexos. Acompaña esas caricias con palabras calientes.

- La zona de cuello y nuca son especialmente perceptivas si combinamos el masaje de manos y dedos con la lengua y los labios.

- Tocar con delicadeza la parte externa de los muslos el masaje produce relax, mientras que la interna desata sensaciones más intensas y sensuales.

- Los pies merecen una atención especial pues deben evitarse las explosivas cosquillas que romperían en encanto. En cambio son muy estimulantes las caricias en cada dedo por separado y en particular en ese huesito que sobresale cerca del tobillo.


Prolongando el acto sexual con ejercicios tántricos
Se trata sobre tener un sexo prolongado, y un orgasmo por todo el cuerpo que dure más. Algunos lo describen como si estuvieses "montando la ola" de la energía sexual.

1. El hombre coloca su pene en la vagina de la mujer, pero sin moverse; simplemente la deja descansar allí para sentir las sensaciones que experimentan los dos juntos.

2. El hombre retira el pene de la vagina y lo usa para masajear suavemente el clítoris y la apertura vaginal.

3. Después el hombre desliza su pene erecto de vuelta dentro de su vagina.

4. Se repite este ciclo varias veces. La mayor parte del tiempo, deberían  sentir como si estuviesen a punto de alcanzar el orgasmo.

5. Cuando finalmente decidas entregarte al orgasmo, el pene debería  permanecer dentro de la vagina, empujando suavemente hasta llegar al clímax. El hombre también puede usar su pene para masajear el clítoris de la mujer hasta que llegue al orgasmo.

Durante todos estos pasos, respiren juntos de la forma que hicieron en el primer ejercicio. Continúen respirando y concentrándose durante el orgasmo.
Esto podría darte la sensación de tener un orgasmo por todo el cuerpo y no sólo en tus genitales.

Además, mantén tus ojos abiertos durante el sexo. Muchas personas que practican el tantra dicen que sienten un amor incluso más profundo e intenso cuando están mirándose a los ojos durante el orgasmo.


Otro Ejercicio
Esta postura también se llama inversa porque a diferencia de las formas tradicionales, la mujer está encima del hombre.
  • Él se debe acostar de espaldas.
  • Ella se colocará encima de alguna de las tres formas que se detallan a continuación:
    1. Viparita o posición contraria
      Ella se tenderá sobre el cuerpo del hombre, pecho contra pecho, al tiempo que le sujetará la cintura con las manos y moverá las caderas en todas direcciones.
    2. Bhramara o posición de abeja reina
      Ella se sentará en cluclillas sobre los muslos de él, insertará el lingam en su yoni y cerrará con fuerza sus muslos, mientras moverá la cintura en forma circular.
    3. Utthita uttana
      Ella se sentará con las piernas cruzadas sobre los muslos de él, introducirá el lingam en su yoni y moverá la cintura hacia arriba y hacia abajo.

Masajes
Bríndale largos masajes relajantes con esencias naturales a tu pareja para despertar sus sentidos, embriaga su olfato con aromas intensos. La menta, el sándalo, las rosas, son fragancias infalibles a la hora del sexo.

Ejercicio
En un momento en el que sientas ganas de orinar y lo estés haciendo, corta la emisión de orina y reconoce los músculos que pones en juego para hacerlo.
Una vez que los tengas identificados, contraelos durante otro momento en el que no estés orinando. ¿Los localizas?.
Contraer rítmicamente esos músculos de modo progresivo durante algunas veces al día (comenzando con 10/15 veces) y relajándolos luego, mejora la respuesta sexual.
Hazlo diariamente. Aumenta el número de contracciones de a 10 por día, y el tiempo en el que los mantienes contraídos, llegando a 50 contracciones diarias, de 5/8 segundos cada día.
Este ejercicio aumenta la plataforma orgásmica para las mujeres, y la rigidez peneana para los hombres

Juego: durante 5 minutos contarán al otro sus gustos y fantasías sexuales, y el otro no podrá interrumpirlo ni intervenir. Una vez que los dos hicieron uso de sus 5 minutos respectivos, entonces si podrán intercambiar respecto de lo que dijeron si quieren. 
Luego pueden pactar dos encuentros sexuales, uno le realice alguna fantasía al otro, y el segundo a la inversa. Esto debe ser conversado con anterioridad.


Nunca te saltes la etapa de los preliminares sexuales
Comprobado está que las mujeres necesitan un tiempo mayor que los hombres, al menos 20 minutos, para que nuestros órganos lubriquen y se exciten adecuadamente. Nunca restes importancia entonces a los besos, roces, caricias y a los juegos amorosos. Esta etapa no solo hace posible el orgasmo, sino que es definitoria en la intensidad del mismo.

Al clítoris... lo que le corresponde
Aunque mucho se habla del Punto G y de la capacidad multiorgásmica de la vagina, no olvides que la mayor parte de las mujeres tienen en el clítoris al auténtico protagonista de casi todos sus orgasmos . No olvides estimularlo como se merece.

¿ Que son las fantasías sexuales?
Son pensamientos e imágenes sobre temas sexuales que nos llevan a sentir sensaciones corporales placenteras. Como están en nuestra imaginación, en lo irreal, podemos transformar estos pensamientos o imágenes en lo que más nos guste; no hay límites y todo está permitido: podemos ser o hacer todo aquello que en nuestras vidas reales y sexuales no nos permitimos.

¿ Que funciones tienen, para que sirven?
De alguna u otra manera, todos y todas tenemos fantasías sexuales, como imágenes fugaces pasajeras involuntarias, o historias con principio y fin que recreamos en nuestras mentes de manera voluntaria.
Las fantasías tienen una función muy importante en nuestras vidas, y pueden servir para:
  • Expresar nuestros deseos sexuales y nuestros sentimientos.
  • Evadirnos de la vida real, de la monotonía, de lo que no nos gusta.
  • Aumentar o iniciar la excitación sexual, tanto en relaciones sexuales en pareja como con nosotr@s mism@s .
  • Sentir excitación sexual sin ningún tipo de riesgo: sexo seguro.
  • Descargar o liberar tensiones.
  • Ensayar conductas sexuales que nunca hemos llevado a la práctica: podemos anticipar situaciones, dificultades, miedos...
En definitiva, forman parte de toda nuestra sexualidad, y sirven para lo que cada uno/a quiera que sirvan, pues podemos transformar todo nuestro mundo real en lo que queramos.

¿ Podemos compartir nuestras fantasías?
A veces las podemos compartir con nuestras parejas, y ello puede aumentar el nivel de comunicación. Otras veces, podemos considerar que son algo intimo y personal.
Preferimos no compartirlas o por vergüenza o porque por ejemplo consideremos que si le hablamos a nuestra pareja de otra persona que aparece en nuestras fantasías, no le va a gustar, se va a sentir molest@, celos@, desconfiad@...
Hay veces que tampoco las compartimos porque pensamos que podemos exigir mucho a la pareja, que se sienta incomod@ u obligado a llevar a cabo la fantasía o a interpretar un papel.
El caso es que cada cual decide que hacer con sus fantasías, si guardarlas o no, compartirlas o no: son patrimonio exclusivo de cada un@. Cada persona tendrá que valorar si compartir sus fantasías tendrá consecuencias negativas o positivas en sus relaciones.

¿ Que tipos de fantasías sexuales son más comunes?
Hay fantasías que se producen de manera voluntaria y solemos recurrir a ellas con cierta frecuencia o en determinadas circunstancias (mientras nos masturbamos, en el coito...) porque nos producen placer;
Estas pueden ser las más comunes:
  • Un recuerdo de algo que nos gusta; (un beso, una caricia, una mirada... o imágenes sacadas de un libro o una película).
  • Algo que no hemos vivido pero que nos gustaría que nos ocurriera (enamoramiento).
  • Algo que no hemos vivido y que jamas lleváramos a cabo, porque están enfrentadas al sistema de valores ( una experiencia sexual forzada con violencia, infidelidades...). Estas suelen ser muy creativas sino nos causa ningún tipo de temor y podemos disfrutar con ellas.
El contenido sexual de las fantasías puede ser totalmente genital o global, en los que intervienen otros componentes como los afectos, las caricias, los juegos...
Podemos ser l@s protagonistas y tomar parte activa o ser mer@s espectador@s.
No hay fantasías buenas o malas, mejores o peores, sino las que expresan deseos y emociones sexuales.
Hay otras que no aparecen de manera voluntaria y que se producen de manera espontanea. Se pueden dar de manera repetida y crear sentimientos contradictorios de culpa, de ansiedad. Este tipo puede inhibir por completo el deseo sexual, o por el contrario producir excitación sexual; suelen incluir alguna forma de daño o castigo físico. Se llaman fantasías intrusas.
Hay un muchos tipos de fantasías, pero las más comunes son las que giran en torno temas relacionados con:
  • amorosas y románticas
  • homosexuales.
  • sadomasoquistas.
  • incesto.
  • Forcejeo.
  • dominio/sumisión.
¿Cuales son los contenidos más frecuentes de las fantasías?
Los contenidos de las imágenes eróticas pueden ser ilimitados y múltiples, pero los más frecuentes serian:
  • Lo prohibido o lo nunca experimentado situaciones que nunca hemos experimentado en la vida real, por la carga prohibida que conlleva o por estar en contra de nuestras creencias: relaciones sexuales en lugares públicos, la prostitucion, relaciones sexuales con animales. Se suelen utilizar para vencer la rutina, la monotonía en las relaciones sexuales.
  • fantasías en las que somos conquistad@s, sometid@s mediante ordenes, humillaciones...
  • Cambio de pareja: Este tipo de fantasía es una de las mas corrientes, ya que pensamos que tenemos relaciones sexuales con otra persona distinta a nuestra pareja.
  • Sexualidad en grupo: Orgías con amistades, relaciones sexuales con mas de 1 persona del mismo o de distinto sexo.
  • Relaciones sexuales en lugares paradisiacos y románticos. Están muy presentes el amor, el enamoramiento, la atracción.
Fantasías
Se ha demostrado que las fantasías sexuales son únicamente una búsqueda de placer mediante ensoñaciones eróticas que excitan sexualmente a quien piensa en ellas.

Mujer, 19 años: "Mi fantasía es que me unten con helado de chocolate todo el cuerpo y que me chupen y me rechupen hasta que no quede nada de helado”.


Mujer, 20 años: “Mi gran fantasía es tener a un hombre amarrado con cadenas a la cama, untarle miel por todo el cuerpo y quitársela con la lengua de pies a cabeza”.

miércoles, 5 de febrero de 2014

LA ENTREVISTA DE TRABAJO

La Entrevista de Trabajo

 Son muchos los que creen que la entrevista de trabajo es el final de una búsqueda. Sin embargo, lejos de ser así, este paso sólo constituye el principio de lo que puede ser una exitosa carrera laboral. Por eso, nada mejor que prepararse a conciencia para no sólo salir airosos de esta fase, sino demostrar al entrevistador que tiene ante sí a un profesional que no puede dejar perder. Porque la entrevista no es más que eso: un encuentro cara a cara con un seleccionador en el que debes demostrar que eres ideal para el puesto de trabajo ofertado.
La recomendación más importante es la de prepararse este encuentro con antelación, para que no nos quedemos en blanco o contestemos lo primero que nos venga a la cabeza, que no siempre ha de ser lo más adecuado.

Pasos previos
Dejar a un lado la improvisación
La entrevista de trabajo no constituye un buen momento para andar improvisando. Es más, todo debería llevarse preparado, para conseguir dejar la mejor impresión posible. Lo más aconsejable es que no sólo tengas información para hablar de ti mismo, sino también de la empresa.

Recomendaciones orientadas hacia tres áreas diferentes: la empresa, el puesto y el candidato.

Para averiguar todo lo posible sobre la empresa, nada mejor que acudir a las diferentes fuentes de información que tienes a tu alcance: la persona que se pone en contacto contigo, internet, publicaciones periódicas y especializadas del sector, informes anuales, amigos y personas relacionadas con la compañía. Es decir, deberás recopilar toda la información necesaria de la compañía, analizando su organización, puestos vacantes, zonas de actuación, competencia, etcétera.
Si antes de acudir al encuentro no has realizado tus pesquisas sobre este punto, quizás deberías replantearte si realmente estás interesado en trabajar en dicha firma. Porque esto será precisamente lo que se cuestione tu interlocutor si empiezas a recabar una información que ya deberías saber de antemano.

Para conocer el puesto, es conveniente realizar preguntas acerca del mismo: cuál es su misión, principales funciones y tareas, competencias que se requieren, nivel de responsabilidad, a quién se encuentra subordinado, etc. Cuando llegue la hora de que tú hagas las preguntas también es conveniente que las prepares con antelación.

Para que el candidato se conozca a sí mismo tendrá que realizar una revisión completa de la vida profesional: fechas, cargos, responsabilidades, logros, puntos fuertes y débiles, últimos cargos, primeros años de profesión, etc. Tendrás que evaluar aspectos que conciernen a tus cualidades, capacidades y objetivos profesionales. Es decir, deberás autoanalizarte para comprobar si encajas en el puesto y si éste se corresponde con tus aspiraciones.
El candidato tendrá que realizar un autoanálisis personal, es decir, pensar sobre sus habilidades, intereses y metas profesionales. ¿Qué preguntas debe hacerse? Si es compatible con el puesto solicitado, si se adaptará bien a la cultura empresarial de la compañía o cómo sus conocimientos pueden beneficiarle en el desempeño del puesto. Si se definen claramente todos estos puntos, se podrá convencer al entrevistador de que se es la persona más idónea para cubrir las necesidades de la empresa.


Un punto muy interesante antes de acudir a la entrevista es el de la práctica del encuentro. Obviamente, cuando un candidato se muestra desenvuelto durante esta cita, causará una favorable impresión en el seleccionador (quien, por regla general, valorará a los buenos oradores).

Y para practicar, nada mejor que realizar una entrevista de prueba, es decir, pedirle a un amigo que te someta a una serie de preguntas (las que creas que te pueden realizar durante la entrevista), de forma que cuando llegue la conversación real no exista cabida para los nervios, los fallos o los olvidos.

El último elemento previo a la entrevista que no debe dejarse en el aire es el de la apariencia externa. Siempre hay que elegir ropa que aporte un aspecto profesional. En el caso de los hombres, el traje clásico y la corbata serán elementos imprescindibles, mientras que las mujeres pueden recurrir a un traje chaqueta y limitar los complementos.

El momento clave
Lo conveniente es que ofrezcas facilidades para fijar la fecha y la hora de la entrevista, ya que de lo contrario desde la empresa podrían pensar que la oferta no es importante para tu carrera.
La puntualidad es muy importante, por ello se estará en el lugar fijado con 5 minutos de antelación.

Asimismo, debes cuidar tu apariencia, ya que jugará a tu favor que, sin perder tu personalidad, tu indumentaria sea algo formal y que los accesorios aparezcan con moderación. En la misma línea, la educación se convertirá en otro de tus aliados a la hora de tener un primer contacto físico con la empresa. Por eso, debes ser educado con la persona que te recibe y con las que sigas hablando.

Ya lo tienes todo listo. El siguiente paso es el del encuentro cara a cara con el seleccionador. Y para superarlo con la mejor nota, no debes olvidar que la primera impresión es clave, de ahí que saludes al entrevistador mirándole a los ojos, dando una imagen segura de ti mismo, a la vez que natural y de confianza.
Cuando se llega a este punto hay que tener muy claras cuestiones como si le ofrecemos la mano en el caso de que no lo haga él en primer lugar (si el interlocutor no la da, el entrevistado tampoco). Lo habitual es que el interlocutor realice algún comentario para romper el hielo (por ejemplo sobre el tiempo), momento que también debe aprovechar el candidato para ofrecerle un currículo actualizado si hay cambios con respecto al que se envió.

A lo largo del encuentro, hay que ser consciente del lenguaje corporal, que puede revelar más de lo que se expresa con palabras. Como consejos fundamentales se debe sostener la mirada (sin llegar a excesos), mantener la postura correcta en la silla, evitar una gesticulación excesiva y no hablar demasiado rápido.

En la parte del que podríamos denominar como interrogatorio, el propio candidato también tiene que participar como una parte activa. Sus preguntas serán del tipo de qué actividades diarias están relacionadas con el puesto, si la empresa tiene previsto crecer, cómo está considerada la firma dentro de su campo o cuándo habrán tomado una decisión.

No obstante, has de tener en cuenta que la persona que te entrevista estará pendiente de otros aspectos. Y uno de éstos es lo que se llama comunicación no verbal o lenguaje corporal; es decir, lo que dicen los gestos. No demuestres, por tanto, impaciencia, timidez o nerviosismo, pero tampoco dudas o desconcierto. Respecto a lo verbal, nada mejor que expresarse de forma clara y concisa, con seguridad y con un lenguaje sencillo pero persuasivo.

El colofón
Debes dejar que el entrevistador guíe el encuentro y que este termine cuando lo diga también él, no intentes prolongarlo. Eso sí, procura obtener toda la información posible de cuándo, dónde y con quién tendrá lugar la próxima etapa del proceso de selección.

Al llegar la hora de salir del lugar donde se ha desarrollado el encuentro e
l reclutador utilizará las fórmulas convencionales: "Ya le llamaremos, ya tenemos su currículum ya comunicaremos con usted", agradece al entrevistador el tiempo que te ha dedicado, pídele, si tienes ocasión, una tarjeta de visita y despídete con educación.

Si no se levanta del asiento para despedirte, ni te mira a los ojos durante el proceso de despedida, piensa en ir citándote con otra empresa.

Ya en casa, analiza la entrevista valorando los detalles que crees que podrán decantar la decisión de tu incorporación o no incorporación a la compañía.

Lo habitual
La entrevista de trabajo supone un intercambio de información entre entrevistado y entrevistador. Las preguntas no sólo han de proceder del seleccionador, sino que también tienen que llegar por parte del candidato, situación que le permitirá mostrar su interés hacia la compañía y hacia el puesto de trabajo ofertado.

Las cuestiones más frecuentes son las destinadas a profundizar en la vida laboral del candidato. La de ‘explíquenos algo sobre usted’ es la más empleada, no sólo para el fin señalado, sino también para romper el hielo del primer encuentro.

Es habitual que se continúe con preguntas como:
- qué te hace mejor que el resto de candidatos,
   Otra de las preguntas más usuales es la relativa a tu aportación a la empresa que oferta el puesto. Es el momento adecuado para que muestres toda tu motivación y determinación, aunque tampoco conviene excederse con promesas de futuro.

- por qué quieres cambiar de empresa,
  Una de las cuestiones más habituales es la que hace referencia al abandono del puesto. En este caso, se recomienda no mostrarse negativo. Una buena respuesta sería: «Me gusta mi trabajo pero estoy deseando expandir mis conocimientos y adquirir más posibilidades. Estas oportunidades no existen en mi empleo actual».

- cuáles son tus perspectivas económicas
   Has de saber que la mayoría de las compañías busca realizar una oferta justa, consecuente con la estructura salarial existente en la empresa para dicho puesto, sin dejar de ofrecer un incentivo para que el profesional cambie de trabajo.
Las expectativas respecto a este punto han de ser lo más ajustadas a la realidad que se pueda. «Los días en que se conseguían aumentos del 20 y 25 por ciento en el salario se han acabado. La inflación continúa estando a un bajo nivel histórico y las empresas siguen centradas en mantener la consistencia en la estructura salarial».


Ante la pregunta de qué salario esperas, es mejor evitar una cifra exacta. Se debe decir lo que se cobra en el puesto actual y mostrarse abierto a ofertas competitivas. De esta forma el candidato no se infravalorará ni se sobrevalorará.
Se trata de un tema delicado que debe considerarse como una negociación en toda regla. Cuando te pregunten sobre este asunto, debes estar preparado para ofrecer una cantidad o, mejor aún, un tramo dentro del cual estarías dispuesto a negociar ("Estoy buscando algo entre 15.000 y 21.000 euros anuales").
Eso sí, si no eres una persona flexible no ofrezcas una cantidad que consideres demasiado baja y piensa, de forma sincera, en lo que consideras que mereces. Si andas un poco perdido, puedes averiguar qué salarios hay en el sector en el que te mueves, de forma que si es la empresa la que realiza una primera oferta, puedas negociar en base a los datos obtenidos.

- qué significa para ti el puesto ofertado.

También pueden hacerte preguntas más íntimas:
- interesarse por tus perspectivas de futuro en la entidad,
- por tus defectos
- qué haces en tu tiempo libre.

Y no olvides una básica: siempre te plantearán si tienes alguna cuestión que plantearles.

¿Preguntar o no? Ésa es la cuestión.  
A la hora de hacer una entrevista, hay que tener en cuenta que preguntar es demostrar interés. Pero también que hay que hacerlo en su justa medida: plantear algunas preguntas es sinónimo de curiosidad, pero agobiar e interrumpir a la persona que entrevista con un sinfín de cuestiones es muestra de impaciencia y de no saber prestar atención. Y si algo es básico en este paso es saber escuchar al interlocutor.

¿Qué preguntas puedes plantear? Aunque debes afrontar la entrevista con conocimientos de la empresa, no está de más que indagues algo más sobre ésta. Pregunta, por tanto, por sus planes de expansión o campo de actuación en otras provincias o en el extranjero.

Asimismo, profundiza sobre el puesto de trabajo ofertado. Interésate sobre la posición exacta de la vacante respecto a la organización de la entidad: pregunta, por tanto, por la persona o departamento del que dependerás y de si tendrás a tu cargo a otros trabajadores. Plantea también cuestiones sobre las posibilidades de promocionar dentro de la compañía y de la política de formación con la que ésta cuenta.

Las preguntas también son básicas en la fase final de la entrevista, ya que está muy bien visto que el candidato se interese por los pasos que continúan a éste en el proceso de selección.

Sin embargo, existen cuestiones que es conveniente que el candidato evite. La más polémica es la referente al sueldo: lo mejor es que esperes a que el entrevistador saque el tema. También es aconsejable hacer lo mismo con el horario o las vacaciones.


Un decálogo que puede abrirte muchas puertas:
0.- La franqueza y mostrarse con naturalidad son las claves más importantes.

1.- Cuidar tu apariencia, ofreciendo un aspecto profesional, con una ropa adecuada para la ocasión.

2.- Ser puntual, pues se trata de un punto que revela, en cierto modo, el comportamiento que el trabajador mostrará en un futuro dentro de la compañía.

3.- No olvides la primera impresión, ya que dar una buena o mala imagen puede influir en tu aceptación o no para el puesto. Por eso, es conveniente que te prepares ese momento, incluso ensayando con un amigo.

4.- Tienes que prepararte para demostrar tus conocimientos, para que a la hora de señalar tus puntos fuertes y logros personales y profesionales des la talla.

5.- Deberás estar listo para tener respuesta a todas aquellas preguntas que surjan por sorpresa en la conversación. En este caso, se aconseja preparar una estrategia que te ayude a demostrar tus conocimientos y habilidades.

6.- Es aconsejable investigar sobre la empresa, y que lo hagas no sólo a través de su web, sino de otros medios.

7.- Cuando llegue el momento de la verdad, el de enfrentarte cara a cara con tu entrevistador, no olvides que la conversación debe ir en dos direcciones. Pero, sobre todo, demuestra interés, escucha a tu interlocutor y mantén el contacto visual con él. Este interés deberás demostrarlo también cuando acabe la entrevista, preguntando por los siguientes pasos de los que consta el proceso.

8.- Antes de irte, proporciona al entrevistador los datos de las personas y organismos que pueden corroborar todo lo que señalas en tu currículo: proporcionar referencias está muy valorado.
No hay que olvidarse de:
- llegar pronto.
- apagar el móvil.
- rellenar, de forma pulcra y en su totalidad, las solicitudes que se le entreguen al candidato.
- mostrar entusiasmo respecto al cargo y la empresa.
- mostrarse positivo sobre los motivos para dejar el actual puesto de trabajo u otros anteriores.
- responder de forma sincera.
- llevar una copia extra del currículo, aunque lo hayamos enviado.

Y también se muestra una lista de puntos que deberían evitarse, como los siguientes:
- discutir el sueldo o los incentivos.
- responder a las preguntas con un ‘sí’ o un ‘no’, solamente.
- divagar en las respuestas.
- hacer comentarios despectivos sobre los superiores.
- comentar al seleccionador qué es lo que puedes hacer por ellos y no lo que ellos pueden hacer por el candidato.


Decálogo de lo que nunca debes hacer
  1. Ser pesimista. Deja a un lado las actitudes extremadamente críticas o derrotistas y piensa y exprésate en positivo.
  1. Mostrar inquietud. Si eres propenso a ponerte nervioso, tienes que encontrar y poner en práctica las técnicas que mejor funcionen para controlar tu nivel de tensión.

  1. Criticar empresas o ex compañeros. Si hablas mal de lugares y personas con las que has compartido tu vida laboral puede ser señal de que no sabes trabajar en equipo.

  1. Ser esquivo. Hay que tener preparadas respuestas para posibles preguntas tipo y estar muy atento al desarrollo de la entrevista. En ocasiones te preguntarán lo mismo varias veces de diferentes formas. Ten claros tus planteamientos.

  1. No quites la palabra. Espera a que el entrevistador finalice de plantear la pregunta o sus argumentos. Interrumpir a tu interlocutor es señal de no saber escuchar, lo que denota poca profesionalidad.

  1. No te andes por las ramas. Tienes que ser directo, claro y conciso, evitando entrar muy al detalle en los temas que se traten, aunque seas un experto en la materia. Ten en cuenta que el entrevistador normalmente tiene previsto un tiempo de duración para la entrevista.

  1. Mentir. Contar aspectos sobre tu currículo, experiencia laboral, conocimientos o habilidades que no correspondan con la realidad acaba siendo contraproducente, ya que estás creando falsas expectativas.

  1. Utilizar palabras vulgares. Cuida tu lenguaje, ya que también denota educación y profesionalidad.

  1. Adoptar una mala postura. Sentarte excesivamente reclinado, estirar las piernas o estirar los brazos, colocar las manos en la nuca, etcétera, puede dar mala imagen. Ensaya en casa posturas formales y adecuadas con las que te sientas cómodo.

  1. Mascar chicle. Aunque te sirva para aplacar los nervios o aclarar la voz, entrar a una entrevista masticando chicle o comiendo un caramelo no es aconsejable. Si tu garganta tiende a secarse por los nervios, una buena opción es beber agua poco antes de la cita o durante la misma, si te la ofrecen.
«En el mundo empresarial, quien no maneje las tecnologías de la información pasará literalmente a hundirse». Así lo afirmaba Juan Velarde, catedrático emérito de Estructura Económica y Premio Príncipe de Asturias de Ciencias Sociales durante el curso de verano La economía española y las nuevas tecnologías. La aplicación de las nuevas tecnologías a cualquier ámbito de actividad resulta totalmente positiva. Incluso en los procesos de selección. Aunque una cosa queda clara: la tecnología no lo es todo. «El contacto con la persona es casi la parte más importante del proceso».

Cuando el teléfono actúa como mediador
Muchas empresas optan por realizar una primera entrevista telefónica, con la que consiguen un acercamiento al candidato, que les permite saber si pasará a la siguiente fase: la del encuentro cara a cara.

Para evitar la improvisación, nada mejor que intentar acordar una hora en la que te puedan llamar. De esta forma, el entrevistado buscará un lugar tranquilo donde sentarse, evitando posibles distracciones (como música o conversaciones de fondo).

La entrevista telefónica ha de realizarse igual que si fuera en persona, sin considerarla de menor importancia. Si, durante la misma, se sonríe, la persona que se encuentra al otro lado percibirá el entusiasmo del candidato.

Si se espera recibir una llamada de este tipo, el resto de personas que convivan con el candidato esté advertido de que contesten correctamente al teléfono, además de recoger cualquier mensaje. Para ello, nada mejor que tener un bloc junto al teléfono para anotar lo que sea necesario.

Y una última recomendación: aprovechar esta conversación telefónica para fijar un encuentro en persona.

LAS PREGUNTAS

No dejes nada a la improvisación: la mayoría de las siguientes cuestiones son muy habituales en los procesos de selección. Eso sí, no te aprendas una serie de respuestas estereotipadas. Reflexiona acerca de ellas e intenta recordar una serie de ítems que te saquen de un apuro en alguna pregunta inesperada.

Serios y formales
Cuando un candidato a un puesto acude a una entrevista de trabajo, debe adoptar una postura formal y seria, no sólo en la forma sino también en el fondo. ¿Qué quiere decir esto? Que el lenguaje empleado durante la conversación no puede ser el mismo que utilizamos con los colegas, aunque ésta sea tu forma habitual de expresarte. Por muy brillante e inteligente que seas, no ofrecerás tal imagen si salpicas tu vocabulario con expresiones como: "tío" o "mola mazo".

Tampoco debes mentir porque, como dice el refrán "se coge antes a un mentiroso que a un cojo". Aunque las exageraciones son algo habitual en este punto y de sobra conocidas por los seleccionadores, tienen como objetivo principal vendernos mejor. Pero tienes que evitar la línea que separa la hipérbole de la mentira total.

Otro de los puntos en los que inciden algunos de los entrevistadores es el de nuestros planes a largo plazo ("¿Dónde te ves dentro de cinco años?"). Evidentemente, "Haciendo un crucero por el Caribe" no es la respuesta más apropiada, aunque sea ésta tu visión de futuro. Esta cuestión requiere una respuesta en la que esté involucrada la empresa, cómo te ves dentro de la firma una vez transcurrido ese periodo. Ante todo hay que mostrarse ambicioso profesionalmente, incluso aunque sepamos que ésta no es la empresa en la que vamos a jubilarnos.


Capacidad de aprender
Nunca hay que reconocer que no se tienen determinados conocimientos (ya sea a nivel técnico o teórico). En vez de ello haremos hincapié en nuestra rápida capacidad de aprendizaje y en la posibilidad de adquirir nuevas habilidades. De hecho, muchas empresas prefieren contratar a personas entusiastas y listas que necesiten cierta formación para ponerse al día con la operativa empresarial, frente a aquellos que no muestran deseos por aprender cosas nuevas.


Los temas personales no deben sacarse a la luz, incluso aunque tu interlocutor lo haga. No sigas su ejemplo pensando que quedas como una persona abierta y sincera porque la única impresión que dejarás en el seleccionador es que eres un candidato poco profesional e irrespetuoso. Lo mejor es mantenerte, de forma educada, en el ámbito de los negocios.


Mostrarte como una persona egoísta y arrogante te restará bastantes puntos. Por ello, cuando te den la oportunidad de realizar preguntas, no tienes que interesarte en primer lugar por el tema de los aumentos y las promociones. Ten en cuenta que la empresa quiere saber por qué debe contratarte precisamente a ti. No debes dar la impresión de que si te contratan les estarás haciendo un gran favor.

              El último punto en el que nunca tienes que entrar es el de las descalificaciones hacia tus anteriores jefes y puestos de trabajo. Incluso aunque la situación fuera totalmente insoportable, tienes que afirmar que te fuiste porque buscabas responsabilidades, mayores oportunidades o que simplemente buscabas un cambio.

Además de resultar crucial para lograr el empleo solicitado, la entrevista de trabajo suele ser un momento propicio para que el candidato conteste a algunas preguntas que, fuera de ese contexto, pueden ser tomadas como inapropiadas. Pero un seleccionador no las realiza sin motivo: no es que tenga ganas de satisfacer curiosidades personales, sino que busca encontrar rasgos que diferencien a un candidato de otro y le permitan elegir al mejor preparado para el puesto.

          Así, las respuestas que demos se antojan determinantes para conseguir o no el empleo por el que estamos interesados. Por lo tanto, la mejor técnica para superar esta fase de la entrevista personal es saber a qué nos enfrentamos, de forma que podamos actuar al respecto. Como se suele decir popularmente: si conoces a tu enemigo tendrás, al menos, la mitad de la batalla ganada.


Cuestiones peliagudas
Una de estas preguntas insidiosas es la tradicional: «¿Qué es lo que menos te gustaba de tu último empleo?». Si no hemos pensado antes en la respuesta, caeremos en la trampa porque nuestro interlocutor espera una contestación negativa y podemos soltar un exabrupto sobre nuestro anterior jefe.

Sin embargo, hay que tener en cuenta que uno de los propósitos que tiene el seleccionador al formular esta cuestión es averiguar si el candidato va a estar satisfecho con el puesto vacante o se enfrentará a características similares a las que le hicieron marcharse de su empleo anterior.

La solución más adecuada para salir airosos de esta pregunta parte de centrar nuestra respuesta en las tareas que realizábamos, más que en las personas o en la filosofía de la compañía. Por ejemplo, una buena réplica sería similar a ésta: «Tengo que admitir que mi antiguo trabajo conllevaba mucha tarea de papeleo. Como mi punto fuerte es el trato con la gente, este papeleo en ocasiones me atascaba».

Expectativas salariales
Otro de los «escollos» en el transcurso de la entrevista de trabajo es la pregunta referida a las expectativas salariales. Muchas veces los anuncios de empleo solicitan la inclusión de las mismas junto con el currículo y la carta de presentación.

La mejor aptitud es posponer nuestra respuesta hasta que tengamos más datos sobre la compañía (para no pecar por exceso ni por defecto). En cualquier caso siempre es mejor acatar que dicha información es de carácter confidencial y que se facilitará en el transcurso de una entrevista.

Una vez frente a frente con nuestro interlocutor y cuestionados por el tema tenemos que ser conscientes de nuestras posibilidades reales. Para ello es muy conveniente que hayamos estudiado con anterioridad factores como el tipo de puesto que se nos ofrece, la posición que vamos a ocupar o el nivel de responsabilidad que vamos a tener. ¿Cómo realizar ésta búsqueda? Con la investigación del mercado laboral, que nos permitirá hacernos una idea de lo que están percibiendo otros profesionales con un puesto similar y hacernos una idea aproximada de a qué sueldo podemos aspirar.

Aptitudes del candidato
Otra de las preguntas tópicas durante cualquier entrevista de trabajo es la que hace referencia a los rasgos que caracterizan la personalidad del aspirante al puesto.

Ésta también es una cuestión que entraña cierto peligro porque, aunque parezca sencilla de contestar, una respuesta precipitada puede dar al traste con nuestra candidatura. Para evitarlo, hay que buscar una cierta originalidad que nos permita diferenciarnos de los demás candidatos.

Con estas cuestiones el objetivo del entrevistador es averiguar en qué parte de la descripción enfatiza más el candidato, al mismo tiempo que observa la rapidez y creatividad en su respuesta. Es por ello que no hay que acudir a las mismas contestaciones que, previsiblemente, darán la mayoría de nuestros competidores en la carrera hacia el empleo.

De este modo, si somos muy trabajadores diremos que hacemos «todo lo necesario para cumplir mis tareas, incluso con jornadas de más de 10 horas laborales»; si la organización es una de nuestras habilidades, podemos afirmar que «podemos crear orden entre el caos»; o si se nos da muy bien el trato con los clientes sostendremos que construimos «grandes relaciones con los clientes, que siempre preguntan por mí».

Para no sobrecargar nuestra respuesta hay que tener claro los rasgos que deseamos destacar, en función de lo que se solicita para el puesto o de la filosofía empresarial. Lo más adecuado es realizar previamente un listado con los rasgos de nuestra personalidad que mejor nos describen y, después, seleccionar los que deseamos que recuerde el entrevistador una vez finalizado el encuentro.

1. Explíqueme algo sobre usted
Se supone que es una pregunta «rompehielos», para relajar y comenzar la entrevista de trabajo en un ambiente distendido. Como el reclutador ya tiene tu currículum delante, no hace falta que le expliques cronológicamente tu vida laboral. Responde brevemente, sé afable y recuerda que es el momento de comenzar a utilizar técnicas de marketing personal.

2. ¿Qué le hace a usted mejor que el resto de candidatos?
No hay que ser demasiado modesto ni especialmente narcisista. Aplica la fórmula de demostrar como tus conocimientos, experiencia y aptitudes encajan con el perfil profesional que se necesita. Evita posibles comparaciones odiosas con otros candidatos y vincula tus habilidades personales con los requisitos para el puesto.

3. ¿Por qué quiere trabajar con nosotros?
Es importante conocer algunos datos de la compañía: sector, situación estratégica respecto a sus competidores, proyectos inmediatos... De esta manera, estarás capacitado para responder de una forma razonada y dejarás bien clara tu iniciativa e interés por el puesto.

4.¿Por qué quiere cambiar de empresa?
En ningún caso comiences a criticar a tu antigua compañía o colegas. Dejará un pésimo sabor de boca en el entrevistador, que pensará que no eres una persona de fiar. Apuesta por la carta de "quiero asumir más responsabilidades" o "ganar más experiencia", si eres joven. En el caso de que los motivos tienen más que ver con reestructuraciones internas y despidos, puedes explicarlo pidiendo discreción a tu interlocutor.

     Lógicamente, a nadie escapa que uno de los motivos que se suele esconder tras un cambio de empleo es ganar más dinero. De momento no menciones el tema, ya llegará el momento de hablar del sueldo. Finalmente, si otra de las razones es la cercanía a tu lugar de residencia, mejor óbvialo, ya que indica que sólo estás interesado en la ubicación de la compañía y no en su filosofía.

5. ¿Cuáles son tus expectativas económicas?
Una de las preguntas más esperadas y, a la par, comprometidas. La mejor manera de abordarla es decir que se espera un salario acorde con nuestra aportación y responsabilidades. Para ello, lo mejor es informarse sobre el sueldo medio de tu puesto de trabajo. Además, para no demostrar que sólo nos interesa el dinero, explica que estás más interesado en las oportunidades que te brinda el trabajo que no en una retribución elevada. El momento de negociar tranquilamente esta cuestión llegará al conseguir el empleo.

6. Preguntas personales o íntimas: ¿Está casado/a?¿Tiene intención de quedarse embarazada?
Es un tema muy espinoso y bastante complicado de tocar. El entrevistador tiene derecho a realizar alguna de estas preguntas, otras en cambio están fuera de lugar. El problema reside en que la línea que distingue a las unas de las otras es muy difusa. Si te sientes cohibido ante alguna de estas preguntas o crees que pueden ser motivo de discriminación, un método diplomático de evitarlas sería decir: "no me acabo de sentir cómodo con esta pregunta, pero si para el proceso de selección es importante yo intentaré responderla".

7. ¿Cuál es su proyecto de futuro a tres o cinco años vista?
A las empresas les gusta saber que sus empleados tienen claras sus metas y se guían por un plan de carrera. No obstante, intenta no ser demasiado concreto y cíñete a tus aspiraciones en sentido genérico. Por ejemplo, explicar que esperas tener un trabajo que sea un reto continuo y permita desarrollarte profesionalmente y personalmente.

8. ¿Cuáles son tus mayores defectos?
Hace unos años, la respuesta estereotipada e, incluso, aceptada por los entrevistadores era "soy demasiado perfeccionista" o "trabajo demasiado duro". Hoy en día, es preferible sustituir este tipo de respuestas por otras más realistas y añadir qué estás haciendo para superar el problema.

9. ¿Qué hace en su tiempo libre?
Intenta vincular alguna de tus opciones de ocio con la labor que desempeñas, siempre que sea posible. No sería lógico que uno de los hobbies de un diseñador no fuera el grafismo, o de un periodista la lectura.

10. ¿Qué significa para usted el trabajo?
Prohibido responder «por el dinero». La empresa quiere conocer tu orden de prioridades en la vida, a que distancia se encuentra la esfera privada de la profesional. Sin llegar a los extremos de loar el trabajo, puedes comentar que es un forma de realización personal al que dedicas todos tus esfuerzos.

11. ¿Tiene alguna pregunta?
Indefectiblemente es la última cuestión que plantea el responsable de selección en toda entrevista de trabajo. Es muy conveniente que formules un par de cuestiones para demostrar interés. Algunas sugerencias son que ahondes en las responsabilidades del cargo o cualquier otra pregunta relacionada.

No olvides pedir la tarjeta de visita del reclutador si el momento lo requiere, y pregúntale sobre el plazo aproximado para que finalice el proceso de selección.


Últimos detalles
Ante todo, no titubees, como si fuera la primera vez que te planteas estas cuestiones, ya que muchas indican tu nivel de madurez y la forma de afrontar la vida, valores que están cada vez más en alza en el mundo laboral.

De todas formas, evita memorizar una serie de respuestas y soltarlas de golpe en la entrevista de trabajo. Con meditar sobre el tema y tener claros algunos puntos básicos conseguirás la suficiente soltura y firmeza para transitar por la entrevista de trabajo plácidamente.


¿Qué preguntar?
Preguntar es demostrar interés. Y la vergüenza o los nervios no nos pueden cohibir de que manifestemos al entrevistador que tenemos la voluntad de conocer más acerca de la empresa, e inquietud por saber en profundidad cual es el puesto de trabajo al que optamos.

Si hemos tenido la oportunidad de informarnos a fondo acerca de la empresa, es el momento de ir un poco más allá. Podemos preguntar acerca de:
  • La cultura de empresa
  • Planes de expansión
  • Presencia en otros países o provincias
  • Situación frente a la competencia
En cuanto al puesto de trabajo:
  • Cual es nuestra posición exacta con respecto a la organización. Es decir, de quién dependemos jerárquicamente o cuantas personas estarán a nuestro cargo.
  • Si trabajaremos en equipo o de forma autónoma
  • Posibilidades de promoción
  • Política de formación de la empresa
     Indagar sobre estos aspectos predispone a que nos valoren de una forma más positiva. Más importante aún, la información que recibamos nos ayudará a decidir si el puesto de trabajo realmente nos interesa. La compañía no es la única que selecciona, nosotros también.

     Una mezcla de información que podamos aportar acerca de la compañía junto con algunas preguntas para profundizar demostrará que hemos pensado seriamente en unirnos a la organización y que no hemos ido a la entrevista para «ver qué pasa».

     Cuando la conversación está a punto de concluir, el reclutador casi siempre hace la misma pregunta: ¿Tiene alguna duda? Pues sí, sí que las tenemos. Por una parte, hay que preguntar acerca de los pasos siguientes en el proceso de selección: si nos llamarán tanto si pasamos a la siguiente fase como si nos descartan, en qué plazo deberíamos saber algo...

     Pero además, guárdate un par de preguntas. Éste es un buen momento para aclarar puntos oscuros de la entrevista, y así alentar una conversación más fluida y un clima más distendido.

     De la misma forma, durante toda la entrevista debemos preguntar cualquier cosa que no entendamos. Así se consigue más tiempo para pensar la respuesta y –a diferencia de lo que se pueda pensar– demostraremos iniciativa y madurez. Una entrevista de trabajo no es un examen, y por pedir una aclaración no vamos a perder puntos.

Lo que no se debe preguntar
Hay una cuestión que suele ser tabú en una entrevista de trabajo, sobre todo si el proceso de selección se está iniciando: el sueldo. Únicamente si el entrevistador menciona el tema de la retribución puedes entrar en este espinoso tema. Pero para no forzar la máquina, espérate a que te hagan una propuesta en firme en una próxima entrevista antes de negociar el salario. En ningún caso lo preguntes a bote pronto.

Este mismo argumento es igual de válido para el tema de vacaciones u horarios, y en general las condiciones laborales del puesto.

RESUMEN


Antes de la Entrevista
  • Conoce todo lo que puedas de la empresa
  • Estudia tus aptitudes, tu experiencia y tu educación
  • Lleva el currículum y conócelo perfectamente, ya que se basarán en él
  • Hazte una relación de tus puntos débiles y prepara argumentos para defenderlos
  • Si te citan por escrito, lo correcto es que llames para confirmar tu asistencia
  • No acudas con gafas oscuras
  • Comprueba tu apariencia (evita ropa llamativa; bien vestido/a, limpio/a y afeitado)
  • Ve solo/a
  • Llega pronto (5 minutos antes)
  • Prepara la entrevista, el seleccionador va a hacerlo también

Durante la Entrevista
Crea una buena impresión. Las primeras impresiones son de gran importancia. Muchos empresarios consideran que tras haber visto entrar por la puerta a un candidato, observar la forma de dar la mano y sentarse, son capaces de decidir sobre su valía
  • Saluda al entrevistador con una fórmula convencional: Buenas tardes Sr. Ruiz
  • Siéntate derecho/a, ni al borde de la silla (inseguridad), ni repantingado/a (falta de respeto)
  • No seas el/la primero/a en extender la mano
  • Saluda con un apretón de manos y sonríe, mirándole a los ojos
  • No te sientes hasta que te lo digan
  • No tutees si no te lo indican
  • Estáte atento/a y simpático/a
  • Evita ponerte nervioso/a y los gestos que lo indiquen como morderte las uñas, golpear con el boli en la mesa, agitarte en el asiento...
  • No fumes
  • No interrumpas
  • Mira al entrevistador a los ojos, pero sin intimidar
  • Deja que él tome la iniciativa
  • No hables demasiado, ni demasiado poco
  • Cuida tu lenguaje
  • No peques de agresivo/a ni de sensiblón/a
  • No te aproximes mucho a él
  • No pongas los codos encima de la mesa del entrevistador
  • No cruces los brazos, puede parecer que estás a la defensiva
  • Si te ofrecen una bebida puedes aceptar pero, que no sea alcohólica
  
Piensa antes de contestar
  • Responde clara y brevemente
  • Di siempre la verdad
  • Si te preguntan sobre ti mismo/a, enfatiza tu formación, experiencia y resultado de tus trabajos
  • No uses palabras rebuscadas
  • No respondas con evasivas o dudas, ni con monosílabos
  • No esperes demasiado tiempo para responder, podría parecer síntoma de distracción
  • No utilices expresiones tajantes "siempre, nunca", ni utilices latiguillos "osea", "este", "bueno"...
  • Muestra entusiasmo por el trabajo, pero no lo supliques
  • No hables mal de las empresas en las que has trabajado
  • No te niegues a responder preguntas
  • Si te hacen preguntas de tipo cómo: si va de viaje con su novio/a ¿qué piden una o dos habitaciones?; responde que en tu opinión ese asunto es irrelevante para deducir tu idoneidad para el puesto al que optas. Dilo con seriedad pero no con agresividad. Estas preguntas valoran tu control emocional, si insiste, contestar que son preguntas demasiado personales y no ves que tengan ninguna relación con el puesto.

Piensa positivamente
  • No pidas el puesto como si fuera una limosna
  • No digas que necesitas terriblemente el trabajo
  • No critiques a pasados empresarios
    Ejemplo: No digas, "acabo de terminar mis estudios y no tengo experiencia profesional" enfocado de otra manera la respuesta correcta sería "estoy disponible para trabajar y dispuesto/a a poner en práctica todos los conocimientos que he adquirido en mis estudios

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  • Sobre las posibilidades de promoción, la empresa o el puesto de trabajo
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Después de la Entrevista
Analiza los resultados, anota puntos fuertes y débiles...puede servirte para una segunda entrevista o para próximas entrevistas en otras empresas.