A la hora de comer: cómo se debe colocar la mesa
Cuidar los detalles, mimar las recetas, acoger y ser acogidos en familia son ingredientes que forman parte de las fiestas navideñas. El lugar de reunión, en muchas ocasiones, es la mesa. En torno a ella se disfruta de menús especiales, por eso, parece de sentido común dispensarle un trato especial. Lo que señalamos a continuación es rigurosa etiqueta, el máximo, pero cada cual puede ser flexible en su aplicación, de acuerdo a la solemnidad que quiera darle a la comida o a la cena navideña.
Mantelería.-
La mayor elegancia se consigue con un mantel único, amplio y colgante (30 centímetros es lo mínimo), preferentemente blanco o de color crudo, y de lino o bordado. Si el mantel es de encaje, resulta atractivo colocar debajo un paño de color suave, de modo que se deje ver a través de los huecos del bordado. En cenas se utilizará siempre un mantel blanco.
El mantel y las servilletas: ¿por qué no de papel?
Al igual que en los otros elementos de la mesa, en Navidad se permiten algunas licencias con los manteles. Lo tradicional es optar por un mantel blanco, color marfil o algún tono muy suave, pero se puede incumplir esta formalidad y poner un mantel más llamativo en tonos rojos o verdes. Una buena idea es renunciar a manteles de tela y optar por los de papel, de lujo, eso sí, pero de usar y tirar, que ofrecen las tiendas de decoración y se compran por metros. En cuanto al estilo, color o estampado, no hay pautas concretas, pues existen en el mercado muchas y acertadas opciones. La recomendación es que sean de buen gusto y si puede ser, tenga en cuenta la combinación de los otros elementos que van a conformar la mesa. El mantel debe cubrir por completo la mesa, y colgar como mucho, por sus lados, un tercio de la distancia que hay hasta el suelo. Debe estar perfectamente limpio y en buen estado de conservación.
El mantel debe cubrir por completo la mesa y las servilletas ser bastante grandes
Las servilletas de mesa deben hacer juego y ser de al menos 40 centímetros de lado (si son mayores, mejor). Las de café o té no son necesarias en las mesas formales, han de reservarse solo para cuando se merienda. Si se opta por un mantel de papel, también las servilletas deben serlo, y en el mercado se ofrecen multitud de opciones decorados con motivos navideños. Se recomienda, no obstante, utilizar una servilleta lisa y prescindir de las de dibujos.
La servilleta se coloca a la derecha o izquierda del plato, indistintamente, e incluso, doblada encima del plato. Nunca dentro de las copas. En ocasiones especiales, como Navidad, se puede optar por hacer algún doblado especial, pero mejor que no.
Antes de comenzar a ingerir los alimentos, tomaremos la servilleta y la colocaremos sobre las rodillas (de hecho, es el primer movimiento que se hace una vez sentados). Ponerla a modo de babero puede resultar gracioso, pero no es en absoluto correcto. La servilleta se utiliza (con moderación, no continuamente) en dos momentos: antes y después de beber, en el primer caso para evitar la huella de los labios en la copa, y en el segundo para secar suavemente la boca. Una persona que coma con verdadera delicadeza usará muy pocas veces la servilleta. No se frotan los labios, sólo se hace sobre ellos una ligera presión. Si tiene que levantarse por alguna razón, déjela a la derecha del plato; pondrá en evidencia una escasa soltura si se le cae al suelo.
Al terminar la comida, la servilleta se deja, doblada sin demasiado cuidado, a un lado del plato.
La decoración de la mesa.- En función del espacio libre que reste, cabe decidir si se colocan algunos elementos ornamentales en la mesa: como flores; objetos de plata o cerámica; candelabros; u otros semejantes. En cualquier caso, no hay que olvidar que un adorno es algo muy distinto a un estorbo, y nunca deberá impedir la visión de los compañeros de mesa ni entorpecer la conversación con ellos.
Las flores, recurso muy típico para adornar mesas, deben ser de escasa altura y no excesivo volumen. Pueden ser naturales o secas (jamás de plástico) y poco o nada olorosas.
Otra advertencia para evitar despistes: las velas tienen sentido en una cena, pero nunca en un almuerzo. Los candelabros es preferible que sean modelos sencillos, bajos y de una sola vela. Las velas se encenderán una vez que los comensales hayan tomado asiento, antes de comenzar el servicio. La cera será inodora.
La vajilla: siempre con bajoplato
La vajilla es la estrella de la mesa. De ella depende incluso el sabor de los platos, y por supuesto, la ingestión emocional del los mismos. Aquí no vale hacer concesiones al papel: siempre de porcelana, o de loza. Muy limpia, y sin roturas. Si no se tiene bajoplato, de plata, cristal o porcelana, se puede recurrir a un bajoplato de cartón, pero no se tiene que prescindir de este elemento, ya que da un aire totalmente diferente a una mesa: la viste de fiesta. Los platos se colocan muy cerca del borde de la mesa, sin adentrarlos hacia el interior.
Por lo que respecta a la vajilla, existen dos prohibiciones claras: no se deben poner dos platos llanos uno encima del otro, ni uno hondo directamente sobre el mantel (en este segundo caso, de no haber bajoplato, se pondrá uno llano como apoyo del hondo).
Si existen bajoplatos -de mayor diámetro que los platos-, cuyo efecto ornamental es excelente, no se quitarán en ningún momento de la mesa, sino que permanecerán como base de los distintos platos que se vayan empleando. Son, en realidad, la mejor solución para no mostrar el mantel desnudo entre dos servicios.
A la izquierda se coloca el platillo para el pan.
Respecto a los platos, el servicio básico es un plato llano y uno hondo, pero en Navidad los menús se multiplican y con ellos la vajilla, incluso se utilizan elementos de las familias que en ninguna otra fecha salen del armario, como los tazones de consomé y la sopera.
Se pueden usar como mucho dos platos llanos, encima un plato hondo y encima un plato llano pequeño que sirve de protección en el caso de tomar unos aperitivos, o pan con mantequilla, etc.
A la izquierda de las copas se coloca el platillo pequeño para colocar el pan. ¡El pan es el de la izquierda!
A lo largo de la comida, todas las piezas que se utilicen (soperas, bandejas, ensaladeras, fuentes, etc.) deben ser de la propia vajilla. En caso de no serlo, deben combinar lo mejor posible con ella.
Los cubiertos: de fuera a dentro
La regla básica es la utilización de los cubiertos desde el exterior hacia el interior. Es decir, los cubiertos más alejados del plato son los que primero se utilizan (obviando el caso de que el plato acompañe su propio cubierto; por ejemplo una pieza de marisco, que viene acompañado de su tenaza, un plato de caracoles que viene acompañado de su "ganchito", etc.). Los cubiertos deben estar limpios y en buen estado. En estas fechas se suelen sacar esas cuberterías que no se utilizan en todo el año y pueden estar sucias o, como en el caso de la plata o alpaca, pueden tener esas feas manchas negras.
El cuchillo y la cuchara se ponen a la derecha del plato y el tenedor a la izquierda. Siempre con el mango hacia abajo y el filo del cuchillo mirando al plato. En el caso de disponer de más cubiertos (los de pescado, por ejemplo), la disposición sigue las mismas reglas anteriores teniendo en cuenta el orden de servicio de los platos. Es decir, si hay un pescado antes de la carne, estos cubiertos deben estar más hacia el exterior que los cubiertos de la carne. Y lo mismo nos ocurre si tenemos más de una cuchara.
Mejor que sobre cubiertos que tener que ir reponiéndolos
Si hay cubiertos "extraños", éstos se suelen situar siempre a la derecha del comensal. En el caso de disponer de los cubiertos de postre en la composición inicial de la mesa, se ponen en la mesa frente al plato, entre los platos y las copas, en sentido perpendicular. Se pone una cucharilla, un tenedor y un cuchillo de postre. La cucharilla y el cuchillo con el mango hacia la derecha y el tenedor con el mango hacia la izquierda.
REGLAS GENERALES DE UTILIZACIÓN DE LOS CUBIERTOS
La posición de los cubiertos en la mesa resuelve las primeras dudas: los tenedores se toman con la mano izquierda y los cuchillos y cucharas con la derecha. Con la mayoría de los platos, el cuchillo y el tenedor deben ser utilizados conjuntamente, aunque sino hay nada que cortar puede usarse sólo el tenedor. No se cortan con el cuchillo los alimentos blandos que ceden a la presión lateral del tenedor: pasta, verduras, huevos, tortillas...
Mientras mastica, los cubiertos han de reposar en el plato o mantenerse en una posición muy baja. No esgrima en sus manos cuchillo y tenedor corno si fueran armas o instrumentos amenazantes ni, por supuesto, los utilice para señalar.
La cuchara.- No plantea ningún problema en su uso, pues al servir únicamente para sopas, caldos, legumbres y purés siempre está claro cuándo hay que recurrir a ella. Se coge con los tres primeros dedos de la mano y lo más cerca posible del final del mango. La cuchara se introduce en la boca ligeramente ladeada, más bien de lado que por la punta (los franceses lo hacen por el extremo, y los ingleses en posición completamente lateral), evitando así el tener que separar mucho el brazo derecho del cuerpo. Se toma su contenido de un único trago, sin cargarla demasiado para que no derrame y sin sorber ni hacer ruido alguno.
Tenedor.- Es el cubierto más polivalente de todos, que puede utilizarse con ambas manos (con la derecha si se emplea sólo y con la izquierda si se usa al mismo tiempo el cuchillo), y que incluso suplanta en ocasiones, la función del cuchillo. Cuando se utiliza sólo, con la mano derecha, las púas se orientarán hacia arriba, mientras que mirarán hacia abajo si se maneja con la izquierda.
El tenedor se usa en solitario en algunos entrantes o productos de pastelería. En este caso, se emplea con las puntas hacia arriba, y se coge con los tres primeros dedos de la mano y lo más cerca posible del final del mango
El tenedor se usa también con la cuchara en ciertos platos, como los budines, y en casi todos los postres, siempre que no requieran ser cortados con cuchillo. En este caso, la cuchara se coge con la mano derecha, y éste se usa con las puntas hacia arriba.
Cuchillo.- Al tomar el cuchillo, el mango queda oculto en la palma de la mano. El dedo índice extendido hacia el dorso del mango, es el que presiona hacia el plato, pero sin tocar la hoja; el pulgar lo sujeta por el lateral del mango, que los otros dedos rodean para sostenerlo bien. .
Cuando se usa con el cuchillo para el plato principal el tenedor se emplea con las puntas hacía abajo, y se toma de manera similar al cuchillo. El tenedor sujeta el alimento y el cuchillo corta un trozo, que el comensal se lleva a la boca.
El cuchillo se utiliza también para ayudar a levar la comida hacia el tenedor. Algunos alimentos, como los que forman parte de las guarniciones, pueden o bien apilarse en el reverso del tenedor o bien dar la vuelta a éste y, usándolo como cuchara, recoger los alimentos empujándolos con el cuchillo desde el interior del plato.
Si tiene que dar un cuchillo a alguien, tómelo también por el extremo del mango y con el filo hacia usted.
La pala de pescado.- No es en realidad un cuchillo, pues su función no es cortar (de hecho, carece de sierra), sino sólo la de ayudar a abrir y trocear el pescado, y a separar las espinas. Estrictamente hablando, el pescado no se corta, se parte. En ningún caso, aunque su forma lo permita, servirá para recoger una porción de pescado y llevarlo a la boca.
En cuanto al tenedor de pescado, se usa como el de la carne, pero ayudándose con la pala correspondiente. Ésta se coge como el cuchillo cuando se use para cortar, y plana para separar, por ejemplo, los filetes de un lenguado.
Cubiertos especiales.- Existen algunos platos especiales, que poseen sus propios cubiertos —caso del marisco—. Han proliferado, quizás en exceso, distintas variantes de los cubiertos tradicionales, pero no es mas elegante una mesa por estar recargada de cubiertos sofisticados. Al contrario, la categoría de los comedores muchas veces ha de medirse por la sencillez en la presentación de las mesas. Si no sabe qué cubierto en concreto debe utilizar, espere unos segundos y fíjese en sus compañeros de mesa.
Cuando hay una pausa en la comida, el cuchillo y el tenedor deben dejarse sobre el plato formando un cierto ángulo entre sí, con las puntas del tenedor hacia abajo. Al final de la comida, sin embargo, se dejan juntos , con el tenedor hacia arriba.
Pausa y final.- Cuando queramos hacer una pausa en el transcurso de la comida, antes de haber terminado un manjar cualquiera, debernos dejar los cubiertos formando un amplio ángulo sobre el plato, poniendo el tenedor con las púas hacia abajo. En cambio, al terminar la posición será otra: cuchillo y tenedor, o en su caso cuchara y tenedor, se colocarán en paralelo uno junto a otro, en el lado derecho del plato, y apuntando siempre hacia el interior del plato (el tenedor con las púas hacia arriba). Es importante hacerlo bien, pues es la clave que entiende el camarero.
Cristalería.- Las copas: todas a todos
A la hora de colocar las copas, tenemos que haber pensado las bebidas que se van a servir a lo largo de la comida. Habitualmente, se suele colocar simplemente una copa de agua, a la izquierda y una copa de vino, a su derecha. Siempre colocadas en la parte superior frente al plato. Pero en Navidad es habitual hacer un mayor despliegue de elementos y la cristalería es importante. No es conveniente, tampoco, inundar la mesa de piezas como si se tratara de una exposición de vasos, pero sí se puede colocar alguna copa más de las habituales: una copa de agua, una de vino tinto o rosado, una de vino blanco y la copa de cava. Son suficientes para una mesa elegante. Por supuesto que se pueden poner otras muchas, como una copa de vino de Jerez, para el aperitivo, o una copa de cognac. Pero no conviene abusar, y además, las copas para la sobremesa pueden traerse al finalizar la comida, junto con el café.
La cristalería decora una mesa, pero no debe agobiar
El orden de las copas suele ser de izquierda a derecha: copa de agua, de vino tinto, de vino blanco y de cava, aunque no hay una regla fija y esta colocación puede variar. Las copas se sitúan frente al plato, y se pueden colocar en una hilera recta, en diagonal respecto al plato, o haciendo una pequeña curva.
Ni que decir tiene que todas las copas deben ser de la misma cristalería, es decir, deben tener el mismo diseño, talla, forma y color, perfectamente limpias y transparentes, así como en un buen estado de conservación. Hay que desechar cualquier tipo de pieza rayada o saltada. Aunque no se vaya a hacer uso de todas las copas, y aunque se sepa que alguien no va a beber vino, por ejemplo, cada cubierto debe estar acompañado de todo el juego.
Otros utensilios.- Los recipientes de sal, pimienta, aceite o vinagre, pueden distribuirse por la mesa del modo que se considere más adecuado, siempre que al menos, estén al alcance de la mano y se identifique debidamente el contenido de cada uno de ellos.
Nunca se presentarán en la mesa ceniceros ni palilleros. En el primer caso, porque fumar es una descortesía no sólo con los demás sino incluso con nosotros mismos (dado que la mezcla de sabores será notable y hará la comida más insípida); y en el segundo, porque si la etiqueta impide usar mondadientes en la mesa, carece de lógica el ofrecerlos.
Colocar a los invitados: como se quiera
A la hora de colocar a los comensales en la mesa no se suele aplicar un estricto orden de procedencias clásico como sería de esperar en una comida formal. Generalmente se sienta a los invitados de una forma bastante aleatoria. En caso de utilizar algún sistema "casero" de orden, habitualmente se aplica la precedencia por edad, es decir, primero colocaremos a las personas de mayor edad y luego en orden descendente al resto de invitados hasta llegar a los de menor edad. Aplicando este orden es normal ver a los abuelos, a los padres, a los hijos y a los nietos agrupados.
El mejor orden es el que haga sentirse cómodos a los comensales
Si celebramos la Navidad con personas ajenas a la familia y queremos crear una mesa bastante formal, entonces podemos establecer un orden de alternancia de hombres y mujeres, personas que se conocen enfrentadas y las desconocidas sentadas juntas, pero procurando que antes de sentarse en la mesa se conozcan al menos los nombres y la razón que les lleva a estar ahí sentados.
EL SABER ESTAR
CÓMO PREPARAR LA MESA
Tipos y formas de mesas
En principio, la forma ideal de mesa es la redonda, por ser la que aleja menos a unas personas de otras, y la que permite una conversación más fluida. En grupos de ocho o diez comensales, es la solución ideal
Para mayor número de personas, es preferible una mesa ovalada antes que una con esquinas o ángulos, pues ésta aislaría a quienes ocupasen los asientos de los extremos y obligaría a dividir las conversaciones.
Por ello, y siempre que sea posible, utilizaremos mesas redondas u ovaladas, es decir, sin esquinas.
Dónde está la presidencia.- La presidencia de la mesa estará dando la espalda a la pared principal de la sala y de cara a los ventanales, si los hubiera, o a la puerta principal de acceso a la dependencia.
La presidencia de una mesa, y a partir de ella la ordenación de los restantes puestos, puede fijarse conforme a dos criterios distintos, que toman el nombre de los países que contribuyeron a su difusión: presidencia francesa e inglesa.
El sistema francés es el más utilizado en nuestro país y en todo el continente europeo, y se basa en situar al anfitrión o a la persona de mayor rango en el centro del lado ancho de la mesa. La disposición de la presidencia de la mesa según este criterio resalta las categorías de los comensales, al poner de manifiesto con demasiada claridad quiénes son los de menor jerarquía: aquellos que ocupan las cabeceras o extremos. De hecho, al organizar una mesa a la francesa se aconseja dejar vacías las puntas.
El sistema anglosajón sitúa las presidencias en las cabeceras de la mesa. Los invitados de inferior rango, al estar sentados en el centro, disponen de cierta facilidad para incorporarse a cualquiera de las conversaciones, pues tienen a alguien a cada lado. Otra ventaja del sistema británico es que las categorías se disimulan bastante. Como inconveniente, se constata que resulta inevitable partir la conversación en dos. Incluso el anfitrión puede perder la oportunidad de hablar con su invitado de honor si ambos ocupan las cabeceras de la mesa.
En la actualidad, incluso en los banquetes de gala que se ofrecen en el Palacio de Buckingham comienza a ser habitual que se opte por el sistema continental a la hora de ubicar a los comensales en torno a la mesa. Hay que reconocer, asimismo, que en mesas pequeñas (de hasta diez personas), no importa mucho que se siga un sistema u otro, pues todos estarán bastante cerca unos de otros y solamente habrá una conversación.
¿Quién preside la mesa?.- En principio, la presidencia es ocupada por el anfitrión, es decir, por la persona que organiza e invita a las demás (el dueño de la casa, si la comida se celebra en un domicilio particular). Si se trata de un matrimonio, la solución más cortés cede a la mujer el derecho a ocupar la primera presidencia, pasando su marido a la segunda, que es el asiento situado enfrente, en el centro del lado contrario de la mesa. Las presidencias siempre estarán situadas una frente a otra.
Cinco Reglas básicas para actuar de Invitado
En cualquier compromiso protocolario, tan importante es saber cómo organizarlo, siendo el anfitrión, como estar invitado. Para esto existen una serie de normas sociales, protocolarias o de etiqueta según se dé el caso, que exponemos a continuación:
1.- Comportamiento en la mesa.- Nunca se pasa al comedor hasta que no hayan entrado las personas de mayor representación, y si hay anfitrión, ésta es la primera que pasa y se sienta.
Buscaremos nuestro puesto por la indicación de las tarjetas con nuestro nombre.
Al pasarnos las fuentes durante la comida o la cena, hemos de servirnos deprisa, y al terminar el plato deben quedar los cubiertos en sentido perpendicular y paralelos entre sí.
No se empieza a comer hasta que lo haga el anfitrión. Tampoco es correcto levantarse de la mesa si el anfitrión no lo ha hecho.
2.- Regalos.- Flores: Si es la primera invitación y no existe una confianza grande con los anfitriones, se envían flores al día siguiente del convite, agradeciéndolo con una tarjeta. Si no lo es, sí resulta apropiado obsequiar con unas flores.
Chocolates: Es el mejor regalo que se puede ofrecer a una familia donde hay niños.
Botellas: No es correcto regalar botellas a no ser que estén muy interesados los anfitriones o bien se trate de algún familiar nuestro.
3.- Dar las gracias.- Se agradecen siempre todas las invitaciones, excepto bodas, bautizos y cóctel.
Si se envían flores al día siguiente del convite, se dan las gracias con una tarjeta adjunta al regalo o bien se llama por teléfono agradeciendo el banquete.
4.- Puntualidad.- En un banquete, como mucho, podremos retrasarnos de 8 a 10 minutos.
Si se prevé el retraso, se llama siempre al anfitrión de la fiesta, comunicando la hora de llegada.
Si no se puede asistir por cualquier imprevisto, se ha de avisar siempre con suficiente antelación.
5.- Tarjetas de Visita.- Si en cualquier momento que vamos a ver a algún amigo o persona conocida a su casa está ausente en esos instantes, dejaremos a la persona que nos reciba una tarjeta escrita con nuestro nombre y unas letras indicando el asunto por el que hemos estado.
Las tarjetas de visita también se usan para los pésames, con la parte izquierda doblada.
Suelen mandarse cuando se envían flores o algún regalo, agradeciendo en ella el motivo por el que hacemos el envío.
OTROS CONSEJOS.
No hay que llevar nunca sin avisar previamente: ni niños ni animales.
No hay que separar la silla de la mesa y empezar a imprimir un movimiento de vaivén.
Se mastica siempre con la boca cerrada, sin hacer ruido y sin hablar. También se bebe silenciosamente.
No se juega con los cubiertos ni con el pan; por lo que más quiera, no haga bolas con la miga.
Los alimentos se cortan a medida que se van comiendo.
Nunca se meten los propios cubiertos en la bandeja común.
Si cae un cubierto al suelo, no hay que agacharse a recogerlo si hay personal de servicio.
No se ha de ayudar cuando nos sirven acercando el plato o la copa, ya que podría producirse una situación comprometida.
Al comer sólo con la mano derecha, no se esconderá la izquierda debajo de la mesa.
Hay que observar la cantidad de comida que se sirvan los demás comensales, para servirnos la misma cantidad. Se puede repetir (con moderación), sobre todo si otros comensales lo hacen. Si la anfitriona fue la cocinera, repetir es uno de los mejores cumplidos para ella.
Rechazar un plato se consideró tradicionalmente una descortesía. Si hay algún alimento que se desconoce o que no es de nuestro agrado, hay formas muy sencillas de quedar bien sin tener que comerlo involuntariamente: se sirve una pequeña cantidad, alegando alguna dieta o alergia, se prueba mínimamente y ya está.
Al terminar un plato, no se colocan los restos de la comida con los cubiertos, pero tampoco se dejará un paisaje de batalla.
Hay que estar atentos para rellenar las copas de los demás, especialmente las de nuestros invitados, que nunca tendrían que hacerlo por sí mismos.
Al beber de la copa, mire al fondo de ésta, no a los demás comensales.
Es aceptable hacer el gesto de tapar la copa de vino (pero sin llegar a tocar el cristal) para indicar al camarero que no se desea más.
No deje los restos de la comida formando una corona en el borde del plato. Quien se lo recoja manchará sus manos y puede deslizársele el plato. Déjelos con naturalidad dentro del plato.
Si alguien necesita algún alimento o utensilio al que no tenga alcance, deberá pedirlo a su compañero de mesa mejor situado para ello. En ningún caso cruzará su brazo por encima del plato del comensal vecino.
Está completamente prohibido a las señoras retocarse el maquillaje en la mesa.
No se ha de insistir en querer ayudar, si la negativa de los anfitriones es convincente.
SENTARSE A LA MESA
Al sentarse en torno a la mesa, los caballeros aguardarán a que primero lo hagan las señoras. Este es un deber inexcusable. Un hombre que se apresura a tomar asiento mientras algunas de las mujeres que asisten a la comida permanecen aún en pie producirá una triste impresión. Los anfitriones; estos, cuando existan y actúen como tales, serán los primeros en sentarse.
Los caballeros ayudarán a sentarse a las señoras que estén a su lado, y harán lo mismo al finalizar la comida, retirando la silla de la dama para facilitarle el gesto de levantarse.
La postura en el asiento habrá de ser natural y distendida.
Aquella norma tradicional, según la cual "no se apoyan los codos en la mesa", se ha suavizado hoy en día hasta quedar en "no se deben apoyar mientras se está comiendo"; entre plato y plato, cuando se charla con los demás comensales, sí pueden apoyarse ligeramente.
Cuando varias personas se sientan en una mesa de reducidas dimensiones, los movimientos de los brazos habrán de ser todavía más contenidos de lo habitual, pues molestaríamos al vecino.
Desde luego, nadie empezará a come hasta que todos estén servidos, siendo la anfitriona quien, al iniciar su plato marca el comienzo del almuerzo.
Una excepción es la que obliga a los comensales que hayan pedido en un restaurante un plato de difícil preparación, y que se pueda retrasar, a rogar a sus compañeros de mesa que comiencen sin más demora.
CONVERSACIÓN EN LA MESA
La mesa es un lugar de encuentro social donde la conversación juega un papel de primer orden.
En este sentido, en la mesa hay que respetar unas reglas básicas: No se habla nunca con la boca llena. Hay que participar en la conversación sin monopolizarla. No haremos preguntas a quien tiene la boca llena. El invitado debe permitir al anfitrión un cierto protagonismo. Hay que participar en la conversación sin retrasarnos en la comida.
Es muy importante acompasar el ritmo de la charla con el de la comida. Tan incorrecto es finalizar el plato cuando los demás están aún iniciándolo, como la inversa, ser el último de la mesa en terminar por haber estado hablando sin para. No es correcto hacer esperar a los demás porque seamos muy lentos comiendo. Si acabamos pronto, lo adecuado es participar más en la conversación, para que los otros puedan avanzar en su comida.
Hay que conversar con los distintos comensales que nos rodean. Hay temas que se deben evitar. Entre otros: política, fútbol, religión y sexo. Es preciso distribuir la conversación entre todas las personas que nos rodean, es una descortesía de prestar atención únicamente al comensal que nos resulte más simpático. Es preciso hablar con quienes estén sentados a ambos lados, en vez de limitarnos a una única persona. No se debe protagonizar toda la conversación ni tampoco permanecer callados.
No se debe prolongar una conversación en la que hay comensales que no pueden participar. La conversación debe ser variada.
Los anfitriones son responsables también del control de la conversación: deben estimular nuevos temas de charla si esta decae, y deben controlar que no se derive hacia discusiones o temas escabrosos que puedan herir a alguno de los presentes.
Es descortés que, si se forma un grupo de tres personas, dos de ellas se refieran largo rato a personas o lugares que el tercero desconoce.
La mesa no es un lugar para discutir. Tampoco es la mesa el lugar para hablar del trabajo. Hay que comer al mismo ritmo que el resto de comensales.
Si el invitado necesita algo, se dirigirá a la anfitriona.
Cuando se come se hace con la boca cerrada y haciendo el menor ruido posible. Durante la comida no se fuma.
Si ocurre un imprevisto durante la comida el invitado se debe disculpar y hacer ademán de ayudar.
No se debe mojar pan en la salsa.
Si se clava una espina en la boca, se tapa la boca con una mano o con la servilleta y con la otra discretamente se saca la espina y se deposita en el plato. Nada de hurgar con un palillo en los dientes.
SE COME: con educación
Vamos a dar unas pautas para algunos de los alimentos más tradicionales en navidad. En todos los casos la comida siempre se lleva a la boca, y no la boca a la comida. Es decir, los alimentos nos los llevamos a la boca con los cubiertos, pero no bajamos la cabeza para tomar los alimentos (se puede hacer una leve inclinación nada más).
Una vez que hemos utilizado un cubierto nunca vuelve al mantel ni se deposita en otro sitio que no sea el plato. Para hacer una pausa dejaremos los cubiertos apoyados sobre el plato cada uno en su correspondiente lado. Si hemos terminado el plato, dejaremos los cubiertos juntos en paralelo, sobre el plato, en la posición de las cuatro menos diez, más o menos; el tenedor con las puntas hacia arriba, el cuchillo con el filo hacia adentro (apuntando al interior del plato) y en el caso de la cuchara, con la concavidad hacia arriba. En el caso de que un cubierto se caiga al suelo, lo mejor es solicitar otro pero no limpiarlo con la servilleta, el mantel o cualquier otro elemento. Los cubiertos propios nunca se utilizan para "acceder" o tomar alimentos de recipientes comunes (bandejas, ensaladeras, salseras, etc.). Cada uno de estos recipientes debe contar con sus propios cubiertos para el servicio común de los comensales. Tampoco se gesticula con los cubiertos en la mano.
Los entremeses o aperitivo.- El protocolo encomienda a los entremeses una relevante función social: teniendo en cuenta que no todos los invitados llegan al mismo tiempo al lugar, el aperitivo sirve para entretener a los más puntuales, permitir que se saluden entre sí o se presente a los que no se conocen y tal vez lo más importante, enmascarar el retraso de los "tardones’ Se establece así, por tanto, un margen de tiempo que además garantiza las previsiones horarias de los cocineros para el menú y, en consecuencia, parte del éxito de este. Los aperitivos y canapés se cogen con la mano y se comen, si es posible, de un bocado. Es conveniente tener en la otra mano una servilleta.
Hay algunos alimentos para los que la etiqueta marca unas normas, a veces poco conocidas. No estará de más una breve información acerca de dichas normas; sin duda, serán muy útiles para un adecuado desarrollo de su vida social.
Alcachofas.- Si las alcachofas salen enteras a la mesa, las hojas se arrancan con los dedos una por una, y su extremo carnoso se introduce en la salsa. Dicho extremo se "raspa" con los dientes, y el resto de la hoja se va dejando a un lado del plato. El corazón de la alcachofa se come con cuchillo y tenedor.
Bollito de pan. Los panecillos de acompañamiento que se presentan en un pequeño plato situado a la izquierda del servicio principal se trocean con los dedos y no se cortan por la mitad con un cuchillo, sino con la mano en trocitos pequeños a medida que se comen. El pan integral, "palitos", etc., también se parte con la mano ¡No lo muerda!.
Las porciones de mantequilla o de paté que se ofrecen muchas veces para entretener la espera hasta el primer plato, deben ser cortadas con un pequeño cuchillo que usualmente se coloca en el mismo plato del panecillo de acompañamiento. ¡Pero no corte el pan con ese cuchillo!
Cuando, en un restaurante, comparta mesa con otras personas, recuerde que su pan es el de la izquierda.
Caracoles.- Los caracoles, o escargots, rara vez se toman en los domicilios particulares, aunque sí aparecen con frecuencia en las cartas de los restaurantes. Se sirven con un par de pinzas especiales y con un tenedor de púas en forma de horquilla. Se sujeta la concha con las pinzas y se extrae el caracol con el tenedor.
Carnes.- Como norma general, las carnes se comen con cuchillo y tenedor. Sin embargo, cuando la carne haya sido guisada o asada y esté muy tierna, puede obviarse el uso del cuchillo y partirse directamente con el tenedor.
Ensaladas.- Las ensaladas deben degustarse ayudándose únicamente con el tenedor, sin recurrir al cuchillo. Para que esto sea posible sin dificultad, se requiere la colaboración de los anfitriones, que se han de preocupar de cortar los ingredientes en trozos pequeños, fácilmente digeribles.
Espárragos.- Acerca de ellos se ha dicho de todo. Aún en libros muy recientes se sigue escribiendo que "se comen agarrándolos con los dedos, untándolos en la salsa y chupando luego discretamente la parte tierna". El espárrago es, por tradición, incompatible con el cuchillo, pero cada vez se recurre más una exquisita versión de esta planta que hace innecesaria la intervención del cuchillo: las puntas de espárragos.
Pero, digan lo que digan las teorías, pocos juzgarán como correcta la conducta de comer los espárragos con los dedos. Si no se han colocado en la mesa las pinzas especiales que existen para esto, utilice el tenedor (su presión lateral basta para fraccionar el espárrago) con la mayor naturalidad.
Mantequilla.- Suele servirse en un plato individual y con su propio cuchillo, que es pequeño. Si sale a la mesa en una pastilla común, se corta una porción que se coloca en el propio plato.
Pasta.- En sus distintas y sabrosas modalidades, es un alimento para el tenedor. No debe cortarse con el cuchillo, ya que, al ser blanda, cede a la presión lateral del tenedor. De hecho, si somos estrictos, la pasta —salvo los canelones y la lasaña— no se corta ni con el cuchillo ni con el tenedor. Con espaguetis y tallarines, debido a su prolongada extensión, se permite preparar pequeños rollos con el auxilio de la cuchara en la mano izquierda y el tenedor en la derecha, aunque los puristas sólo emplean el tenedor. Pero, por favor, no "chupe" los que le puedan quedar colgando.
Paté.- Se toma en tostadas, a veces untadas con mantequilla, y cada bocado se prepara a medida que se va a comer.
Pizzas.- En el restaurante se emplea el tenedor y el cuchillo. Los dedos se reservan para la intimidad.
Quesos. Tan abundantes y ricos en nuestro país, se dividen en raciones con un cuchillo especial, conocido como "cuchillo quesero", y que se distingue por su punta bífida y curvada. Después se comen con los cubiertos clásicos, salvo en el caso de variantes blandas que se untan, con un pequeño cuchillo, sobre panecillos integrales o de otro tipo. No se emplea tenedor, excepto que el queso deba pelarse (se corta un trocito con un cuchillo, se coloca sobre pan y se acerca a la boca).
Repostería- Los postres dulces de toman con cuchara de postre y tenedor. Los helados y los sorbetes se toman siempre con cuchara.
Salsa.- Mojar pan en ella es una tentación con frecuencia muy fuerte. Por una parte, algo en nuestro interior nos dice que no es muy correcto hacerlo, pero, por otra, hay ocasiones en que dejar la salsa en el plato es un auténtico —e injusto— desprecio al cocinero.
En ambientes formales no se permite esta libertad, pero entre amigos suele pactarse una excepción a la regla cuando el condimento se lo merece. De hecho, hay precedentes en los textos clásicos de cortesía y trato social: la yema de huevo, en concreto, fue el primer alimento en que se permitió rebozar pan. Pero nunca lo haga sujetando el pan con el tenedor; eso sí que es un verdadero espanto. En las fondues, como es obvio, mojar pan es justo y necesario.
Sopas.- En su niñez le habrán dicho que la sopa se toma sin hacer ruido, y que no se puede soplar aunque esté muy caliente. Como no se permite soplar, el comensal habrá de comenzar por la parte más lejana al centro del plato.
El consomé se lleva a la mesa en su propia taza con dos asas y un plato. Se toma con la cuchara de consomé, que es de tamaño mediano; si no se tiene, la de sopa también vale. El final del consomé puede tomarse directamente de la taza. Al terminar, la cuchara se deja en el plato.
Los trozos de pescado, las gambas, las almejas y, en general, las porciones de alimento que dan sabor a algunas sopas y que no se puedan tomar con la cuchara, habrán de quedarse en el mismo plato. La sopa con tropezones es una cosa distinta. Por supuesto, son para comerlos y disfrutarlos. No se inclina el plato para apurar los restos del líquido.
Al finalizar, la cuchara se deja dentro del plato sopero, o, si se sirvió en tazones de consomé, sobre el plato que hay debajo.
Entre amigos se permite que el más avezado aliñe la ensalada para todos antes de servir. En ocasiones más formales, sin embargo, se reparten sobre la mesa varios juegos de aceiteros —aceite, vinagre, sal y pimienta— para que cada uno se aliñe en su plato la radón que se ha servido.
Tortilla.- Tanto la española como la francesa, se cortan con tenedor, nunca con cuchillo. El cuchillo se usa sólo para seccionar las raciones, que si la tortilla está bien cocinada, tendrán forma de sector circular y un corte perfectamente limpio y regular.
Verduras y patatas.- No hay que trocearlas con el cuchillo, sino con el tenedor.
El pescado.- Se come con el tenedor de tres puntas y la pala de pescado. Bajo ningún concepto hay que usar el cuchillo de la carne.
El tenedor de pescado, se usa como el de la carne, pero ayudándose con la pala correspondiente.
En cuanto a la pala de pescado, ésta, no es en realidad un cuchillo, pues su función no es cortar (de hecho, carece de sierra), sino sólo la de ayudar a abrir y trocear el pescado, y a separar las espinas. Ésta se coge como el cuchillo cuando se use para cortar, y plana para separar, por ejemplo, los filetes de un lenguado. Estrictamente hablando, el pescado no se corta, se parte. En ningún caso, aunque su forma lo permita, servirá para recoger una porción de pescado y llevarlo a la boca.
Pescados de pequeño tamaño.- Cuando se presentan enteros se comienza cortando cabeza y cola con la pala, después se abre la pieza con un corte en sentido longitudinal y se separa la espina a un lado del plato. Finalmente, se quitan las demás espinas que pudieran quedar. Para rociar el pescado con limón, se toma la rodaja en la mano derecha y se pincha con el tenedor para facilitar el estrujamiento del cítrico.
Mariscos.- Son quizás las viandas más difíciles de comer, y de hecho han dado lugar a la creación de una serie de cubiertos, palas y tenazas especiales que facilitan la desarticulación de las diferentes especies. Veamos cómo se actúa con los principales:
Almejas.- Pueden tornarse con las manos, por su reducido tamaño.
Cóctel de gambas o langostinos.- Se come con cucharilla de postre. ayudándose con el tenedor de postre si es necesario.
Langosta.- Siempre se servirá fraccionada en grandes porciones. El cascarón puede sujetarse con la mano izquierda, mientras con la derecha se extrae la preciosa carne ayudándose de un tenedor especial.
Langostinos y gambas.- Salvo que sean de un gran tamaño, no es necesario utilizar las manos. Con el tenedor se sujetan por la barriga, empleando la pala de pescado para ir quitándoles la cabeza, cola, patas y piel (por este orden).
Con los crustáceos resulta casi siempre inevitable recurrir a tenazas para soltar y partir sus patas y pinzas, mientras que para abrir el caparazón se pueden emplear las manos. Los cangrejos, por ejemplo, se abren apretando con los dedos en el lado opuesto a la cabeza, y la parte carnosa se extrae con el tenedor.
Mejillones.- Si se sirven con sus conchas, se cogen uno a uno con la mano y se van extrayendo los moluscos con el tenedor. Otro método, también válido, consiste en reemplazar el tenedor por a concha ya vacía de uno de los mejillones, que se usa como una especie de cuchara con la que se extrae cada molusco de su valva. Luego se utiliza el lavadedos.
Ostras.- Después de exprimir el limón sobre la pulpa, se sujeta la concha con la mano izquierda y se extrae la carne con el tenedor especial. El jugo puede beberse directamente del caparazón. Lo mismo cabe decir de las vieiras.
La inevitable utilización de los dedos al comer marisco hace que sea necesario ofrecer a los comensales tazas con agua y limón, que se ponen a la izquierda del plato, o pequeñas servilletas impregnadas en el mismo zumo, para limpiar las manos antes de pasar al siguiente plato.
FRUTAS
Albaricoques.- Se toman con la piel; por tanto, deben salir a la mesa muy limpios.
Cerezas y uvas.- Pueden tomarse con las manos. Se presentarán lavadas o se ofrecerá a los comensales unos recipientes con agua. Los huesos y pepitas se dejan caer en el puño de la mano y se ponen en el borde del plato.
Las mandarinas.- Pueden ser peladas y partidas con las manos.
Melocotones.- Son bastante comprometidos. Hay que pelarlos con el cuchillo de postre mientras que se sujetan con el tenedor contra el plato.
El melón.- Se sirve en rodajas y sin pepitas. Se sujeta la pieza con el tenedor y se realiza un corte largo por debajo para separarlo de su piel. Luego se van seccionando perpendicularmente trocitos fáciles de comer. Esta técnica admite una variante que consiste en realizar primero cortes verticales para después ir seccionando por debajo cada una de las porciones.
La naranja.- Es la fruta más difícil y que requiere una mayor pericia. Primero se seccionan los dos polos para permitir que se sujete en el plato. A continuación se le practican en la piel unos cortes verticales, como si fueran gajos gruesos, y se va quitando la piel con cuidado. Una vez pelada, se corta y se va comiendo. Hay una alternativa más fácil: se divide en cuatro cuartos y, en cada uno ellos, se separa la piel de la pulpa sujetándola con el tenedor.
Peras y manzanas.- La manera más elegante de comer cualquiera de estas dos frutas es trocearlas en cuartos, pelarlos y comerlos con el cuchillo y el tenedor. Si a alguien le gusta la piel, no hay ninguna razón para que no pueda comerla.
El plátano.- Es sencillo de tomar: sujetándolo con el tenedor, se le cortan los extremos con el cuchillo. Después se le practica una incisión a lo largo y se separa la piel. Ya pelado, se va cortando en rodajas y se come.
Frutas tropicales.- Algunas frutas tropicales, de pulpa muy suave y blanda, se toman directamente con cucharilla, sujetando la pieza con la mano izquierda.
TRINCHAR
Trinchar un ave es todo un arte, y para hacerlo como se debe, en la misma mesa, y quedar como un señor hay que dominar perfectamente la técnica. Aunque sólo la práctica hace al experto, daremos algunas indicaciones básicas para no iniciados. Los instrumentos necesarios son el trinchante, un gran tenedor de dos púas, y un cuchillo, también grande y muy bien afilado. Lo primero que hay que hacer es sujetar bien el ave; luego, con el cuchillo, hay que cortar las articulaciones de las alas y separarlas de las pechugas. Después se procede de la misma manera con las articulaciones del muslo, que se separarán fácilmente. Es el momento de filetear las pechugas; se empieza por la parte exterior, quitando primero a piel, y moviendo el cuchillo en sentido horizontal. Por último, se procederá a filetear el resto del ave. La carne se irá sirviendo a medida que se corta. Es fácil deducir que hay que trabajar con rapidez para evitar que llegue fría a los platos.
En teoría, también se trinchan en la mesa la pierna y la paletilla de cordero, y la pierna de cerdo. Para la primera, se dan un par de cortes para trinchar alrededor del centro; luego se le da la vuelta a la pierna y se filetea en sentido horizontal. Para la paletilla, se cortan lonchas gruesas o finas, a uno y otro lado del centro (según sea la parte más o menos carnosa) antes de darle la vuelta y terminar de cortar en sentido horizontal. La pierna de cerdo, por su parte, se va trinchando alternando los dos lados. Lo más agradecido es el redondo de ternera: como no tiene hueso, se divide en buenas lonchas y ya está listo para comérselo,
POSTRES Y CAFÉ. EL TABACO
Si la comida es mínimamente formal, antes de servir el postre se despejará la mesa de copas usadas (excepto las de agua, que quedarán), saleros, cubiertos y de cualquier otro utensilio que carezca de función.
De existir varios, el orden de servicio de los postres es el siguiente: en primer lugar, la fruta, a continuación los dulces, y en último los helados. En otras palabras, los postres se ordenan de menos dulces a más dulces, y de menos fuertes a más fuertes. La razón es clara: un sabor fuerte al principio puede inutilizar al que le sigue.
¿Dónde se sirve el café?.- En un ambiente de confianza, puede servirse en la misma mesa empleada para comer, aunque siempre después de despejar y limpiar el mantel. En una comida más formal, se debe servir en un salón distinto, lo que permite cambiar de compañeros de charla y sentarse, quizá, más cómodamente.
En cualquiera de los casos, inmediatamente después de servido el café se ofrecerán licores diversos.
La cucharilla sólo es para ayudar a disolver el azúcar, no para tomar el contenido de la taza. Después de revolver, la cucharilla se deja sobre el plato. Al terminar, se deja sobre el plato, no dentro de la taza.
Además de café, bebida que resulta muy fuerte para algunas personas, hay que ofrecer otras infusiones como alternativa.
Fumar en la mesa.- No consideramos aceptable fumar entre plato y plato, ni siquiera al final de la comida si ello puede molestar a algún comensal. Si somos invitados en casa ajena, hay un medio sencillo para hacerse una idea de la situación: fijémonos si los anfitriones han colocado ceniceros en la mesa. De no ser así, sólo en casos de mucha confianza nos atreveremos a pedirlo.
Resista el síndrome de abstinencia al menos hasta que sirvan el café. El primer cigarro ha de encenderse después de la terminación general de los postres. Si el almuerzo está presidido por una alta personalidad que sea fumadora, debe ser ella quien encienda el primer cigarro.
LOS PEQUEÑOS INCIDENTES
Los enemigos más temidos del comensal son las manchas y las espinas. Frente a las primeras —pese a las prevenciones que se adopten, cualquiera puede verse sorprendido, en el momento menos esperado, por una malvada mancha o salpicadura— hay que defenderse de inmediato: lo cortés no es hacer como si nada hubiera pasado. Tampoco hay que convertir el incidente en una tragedia, pero la víctima del lamparón ha de hacer lo posible para eliminarlo antes de que las secuelas resulten irreversibles, con naturalidad y mesura. Si, para ello, ha de levantarse e ir al servicio, pida permiso cortésmente y hágalo sin más dilación.
Cuando sea preciso extraer una espina de la boca (no se preocupe, mejor es sacarla que tragarla), nos podemos ayudar con el tenedor para depositarla en un borde del plato. También se admite tomarla con los dedos, ocultando el gesto con la palma dc la mano izquierda.
Los accesos de tos o estornudos son circunstancias involuntarias de las que nadie está libre. Intente cubrirse la boca con el pañuelo sí tiene tiempo, pues la servilleta no está pensada para este cometido. Murmure un "perdón" en voz baja y siga comiendo con naturalidad.
El hipo es todavía más molesto, pues puede ser complicado lograr conjurarlo. Lo recomendable es pedir disculpas, ir al servicio e intentarlo allí con pequeños sorbos de agua o con el truco que cada uno tenga por mas eficaz para esta contingencia.
Si nos cae un cubierto al suelo en el restaurante, avisaremos al camarero (que será quien lo coja) y le pediremos otro. Si el percance sucede en un domicilio particular donde nos han invitado, lo recogeremos nosotros pero haciendo la oportuna indicación a la anfitriona (pidiendo, por supuesto, disculpas) con el fin de que nos lo cambie por otro limpio.
Muchas personas están sujetas a determinadas medicaciones. Tomar una pastilla ayudándose de un vaso con agua es algo normal, que no tiene porqué extrañar a nadie, y puede hacerse con naturalidad y discreción (no hay que dar explicaciones a los comensales de nuestro lado). Aun así, es preferible hacerlo aprovechando una visita al servicio, lo que resulta obligatorio si la medicina es más aparatosa (polvos a disolver en agua, una ampolla de cristal, etc.).
Está completamente prohibido a las señoras retocarse el maquillaje en la mesa.
Cómo nos servimos
A la hora de servir se debe seguir un orden: Primero se sirve a la mujer de mayor categoría. Luego se sirve al resto de señoras, según el sentido contrario a las agujas del reloj. La última señora en ser servida será la anfitriona. A continuación se sirve a lo señores siguiendo el mismo esquema.
Si no hay camareros y se va pasando la bandeja: Se comienza por la señora de mayor categoría y la bandeja se va pasando al invitado que se encuentre a la derecha.
A la hora de servir hay que tener presente: Se sirve por la izquierda del comensal, los platos se retiran por su derecha. El vino se sirve por la derecha. Se debe servir una cantidad discreta: Ni mucho ni poco. Se sirve de la parte de la fuente que quede más próxima.
No se comienza a comer hasta que todo el mundo se haya servido: Será la anfitriona quien comience. Si hubiera muchos invitados la anfitriona comenzará cuando estén servidos los comensales que estén a su derecha e izquierda, comiendo lentamente para dar tiempo al resto de invitados a ser servidos. La anfitriona preguntará si alguien quiere repetir, pero no se debe repetir.
SUGERENCIAS PARA OTRAS SITUACIONES
Bodas
La boda es probablemente la ocasión más importante en la vida de una persona y uno de los acontecimientos más solemnes.
Se comienza con la petición de mano: La petición de mano es el anuncio oficial del compromiso y tiene lugar cuando ya han decidido la fecha de la boda, con un tiempo prudencial de 2 o 3 meses.
Es la ocasión para que las familias del novio y de la novia se conozcan. Los padres de la novia invitan a almorzar o cenar a los padres del novio y a la familia mas cercana.
En la petición tan sólo los novios se intercambian regalos, lo tradicional es que él regale a ella un anillo y ella a él un reloj.
Las invitaciones de boda se deben enviar con unos dos meses de anticipación, en todo caso nunca con menos de un mes: En la invitación figurará a la izquierda el nombre de los padres de la novia y a la derecha el de los padres del novio. Nunca se incluyen tarjetas con el nombre de los establecimientos donde se han abierto listas de boda.
En la invitación nada de corazones, ni las iniciales de los novios, ni, por supuesto, palomitas con una ramita de olivo en el pico.
Si se requiere contestación, se acompaña con la invitación un sobre pequeño con una tarjeta en la que el invitado especificará el numero de asistentes (las estrictamente invitadas y ni una más). El sobre irá con el sello correspondiente.
La lista de boda tiene que ser real, nada de lista ficticia con regalos estrambóticos y mucho menos abrir una cuenta corriente. Hay que regalar antes de la boda y los novios darán personalmente las gracias a la vuelta del viaje de boda con una tarjeta.
En la ceremonia religiosa hay que recordar las siguientes reglas: El novio esperará a a la novia a la entrada del templo. A la novia se le admite un retraso, que no debería superar los 15 minutos. Hacia el altar van primero los pajes, luego la novia del brazo de su padrino Después irá el novio del brazo de su madrina. Mirando al altar, se situarán de izquierda a derecha: la madrina del novio, la novia, el novio y el padrino de la novia. Los testigos del novio se colocan en los bancos a la derecha del altar y los de la novia a la izquierda. Los familiares del novio se colocan en los bancos de la derecha (según se mira al altar) y los de la novia en los bancos de la izquierda.
Si la boda es civil, ella no debe vestir el tradicional traje de novia, sino que con ir convenientemente arreglada es suficiente.
En el banquete hay que tener en cuenta las siguientes indicaciones: Antes del banquete se servirá un aperitivo. Los familiares más cercanos al novio y de la novia deben tratar de presentar a los invitados. Cuando los novios cortan la tarta, los invitados se abstendrán de gritar "vivan los novios", "que se besen", "que saluden", "torero, torero", u otras lindezas parecidas.
En los postres los novios pasearán entre las mesas.
Visitas
Cuando se realiza una visita a una casa ajena hay una serie de normas que conviene observar: Hay que avisar por teléfono de nuestra visita con cierta antelación.
No se debe visitar una casa antes de las 11 (las 12 los fines de semana) y hay que marcharse antes de las 1,30.
Por la tarde, no se debe visitar antes de las 5 y hay que marcharse antes de las 8,30. En principio, el Domingo o los días de fiesta no son días de visita.
Las visitas no deben alargarse en exceso. Los anfitriones recibirán a la visita en el hall y cuando se marche también la acompañarán a la puerta. Los hijos de la familia saldrán a saludar y luego se retirarán.
Se ofrecerá a la visita un refresco o café. Los anfitriones apagarán la televisión.
Hay que evitar visitar una casa ajena en momentos señalados, como: finales de liga, retransmisiones deportivas de máximo interés, etc. No se llevarán niños pequeños ni animales.
La iniciativa de marcharse debe partir de la visita, sólo si la visita se alarga demasiado los anfitriones podrán tomar la iniciativa con educación, por ejemplo, mirar de reojo el reloj, hacer una referencia sobre los baños de los niños o algo parecido.
El vestir
El saber vestir distingue definitivamente a la persona elegante. Las reglas del buen vestir son variadísimas, pero hay unos mínimos:
El chándal se utiliza exclusivamente para hacer deporte. Los calcetines blancos se utilizan para jugar al tenis, y nada más. Los zapatos de rejilla no son estéticos. Sandalias de hombre nunca, con calcetines peor.
Bolsos de hombres, conocidos como "mariconeras": hay que evitarlos. Abstenerse del móvil colgando del cinturón. Las mujeres no deben ir exageradamente perfumadas.
El hombre debe tener presente: Con traje azul marino se debe llevar zapato negro y calcetín azul marino o negro. Con traje gris, el zapato debe ser marrón o burdeos y el calcetín del mismo color. Con traje beige, verde o caqui, el zapato y calcetín burdeos. El calcetín siempre debe ser más oscuro que el traje.
Las camisas más elegantes son las de doble puño, para gemelos y sin bolsillo. El color de la camisa debe combinar con el del traje: Traje azul marino: camisas lisas de color celeste o blanco o con rayas finas de color azul marino. Traje gris: camisas lisas de color celeste, blanco, beige claro, rosa pálido; camisas blancas con rayas finas de color burdeos. Traje beige: camisas lisas de color celeste o beige claro. Traje verde-caqui: camisas lisas de color beige claro o rosa pálido. La camisa siempre debe ser de color más claro que el traje.
La corbata puede permitir un cierto atrevimiento. En todo caso, debe combinar con el color del traje y el de la camisa. Debe estar inmaculadamente limpia. Debe llegar hasta el cinturón. El pisa corbata está pasado de moda.
Basar el vestuario exclusivamente en grandes marcas sólo denota una ausencia preocupante de iniciativa y de personalidad.
El teléfono móvil
El teléfono móvil ha entrado con fuerza en nuestras vidas y se ha convertido en un aparato casi imprescindible. Para un uso adecuado del mismo se deben seguir algunas reglas elementales:
El móvil se debe utilizar sólo cuando sea necesario. Debe estar desconectado en lugares públicos. La melodía del móvil debe ser discreta.
Cuando uno mantiene una conversación por el móvil debe tratar, en la medida de lo posible, de retirarse a un lugar apartado. Si en una reunión, un almuerzo, etc. uno recibe una llamada tratará de que la conversación sea breve y si fuera posible quedará en devolverla más tarde. Lo que no es admisible es estar 10 minutos hablando y el resto de los presentes esperando.
El aparato debe ser lo más sencillo posible. Sólo la gente joven se puede permitir el capricho de tener móviles de colores vistosos, chillones, etc.
El móvil se puede llevar en cualquier sitio excepto colgando del cinturón.
Tú o Usted
Elegir a veces entre utilizar el Tú ó el Usted plantea problemas y se puede llegar a actuar incorrectamente.
No se debe abusar del tuteo. Cuando se dirija a un desconocido lo correcto es utilizar el Usted. No tutee a un camarero que le esté tratando de usted. Si un amigo le presenta a un amigo suyo puede tutearle.
Presentaciones
Hay una regla básica: la persona menos importante se presenta a la más importante:
El joven debe ser presentado a la persona de mayor edad. El hombre debe ser presentado a la mujer. El subordinado debe ser presentado al jefe. Basta con indicar el nombre y apellido de la persona presentada. Si usted está sentado, debe levantarse en señal de respeto.
La auto presentación es aceptable en algunos casos. Así, si asistiera a una fiesta y no fuera presentado, puede recurrir a auto presentarse: diga su nombre y apellido, añadiendo algo del estilo de "tenía muchas ganas de conocerle", o "me han hablado mucho de usted".
Puntualidad
La puntualidad es una norma básica de educación: hay que ser siempre puntual. Tan malo es el retraso, como llegar antes de tiempo.
Si, por un imprevisto, uno va a llegar tarde a una cita o reunión (algo, de entrada, imperdonable), si el retraso supera los 15 minutos es inexcusable llamar por teléfono. Discúlpese.
Ceder el paso
El ceder el paso es una regla básica de cortesía y el ceder el paso es especialmente obligado en los siguientes casos:
El hombre cederá siempre el paso a la mujer. El joven cederá siempre el paso a la persona mayor. El subordinado cederá siempre el paso a su jefe.
Excepciones: Cuando se entra en un restaurante, el hombre entrará delante porque resulta incomodo entrar en estos locales y que todos los comensales se nos queden mirando, hay que evitarle ese mal trago a la mujer.
Cuando se entra en un taxi, el caballero pasa delante.
Tacos y palabras malsonantes
Como norma básica la utilización de tacos está absolutamente reñida con la buena educación.
Atenuantes: No es lo mismo un taco pronunciado viendo un partido de fútbol, que ese mismo taco pronunciado delante de una ventanilla de un Ministerio.
En todo caso, debe seguir ciertas reglas básicas: La mujer bajo ningún concepto utilizará tacos. (Aquí no hay atenuantes que valgan). Nunca se utilizarán tacos que supongan ofensas religiosas. El taco se admite en todo caso como expresión, nunca con ánimo de ofensa.
Una vez lanzado el exabrupto, lo correcto es disculparse.
Atención: Una vez que se ha decidido no utilizar tacos, no se puede bajo ningún concepto sustituirlos por exclamaciones de sonido parecido: " ostras "; "...no me toque los cajetines"; "me cachis en la mar ". Y lo peor de todo sería utilizar expresiones ridículas. Ejemplo: "corchis"; "cáspita"; "caracoles"..
Y esto es todo.
Espero que os sea de ayuda. THE END.
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